julio2011Soy un envidioso, lo reconozco. Profeso con verdadera pasión el quinto de los pecados capitales. No soy nada original, sé que es deporte nacional, pero tengo que admitir que me entran celos, celitos o pelusa, cuando desde otros lares venden sus fiestas de una forma profesional, y que sin querer desmerecerlas, no le llegan ni a la altura del betún a la nuestra.
Que a las Fallas le faltan profesionales en muchas de sus áreas es algo indudable, pero que primeramente le hacen falta en su órgano rector, es algo por lo menos para mí, incuestionable.
Seguimos hinchando carrillos hablando de la UNESCO, esa entelequia de un todo todavía impreciso, que cual comodín al uso justifica lo que nos venga en gana con tal de salir en la foto.
Si hace poco más de un año Amalia Garrigós era invitada a manifestarse desde el balcón consistorial, del que curiosamente había que erradicar la política, ahora no sólo no pueden ni hacerse la foto con aquellos extrabajadores de RTVV por engañarles como al resto de valencianos, sino que pagamos a otras cadenas por incumplir aquel compromiso, y vetamos a medios locales negándoles el legítimo derecho a la información. Sí, lo repito si es preciso, se compran medios, y con la aparente intención de divulgar el ego propio, vendiendo luego sin sonroja lo buenos que somos y lo bien que lo hacemos.  
Para esto no hay o no interesa tener profesionales que pongan un mínimo de criterio en canalizar campañas publicitarias en condiciones. Mejor ir de fiesta en fiesta cual criterio de quien pantanos inauguraba. Ayer en la hermosa Aixa fomentando negocios particulares, mañana en Bruselas si es menester aunque volvamos a utilizar fallas y falleros como monitos de feria, o pasado en el desierto de Nevada sin saber exactamente qué imagen de la fiesta queremos proyectar. Lo que sea necesario por esos minutos de gloria que decía Warhol. Sólo hay que recordar como en esa memorable, un año más, retransmisión de la cremà, donde casi hubo de todo menos cremà, se presentaba sin recato al concejal como “el gran promotor de esta iniciativa para que las Fallas de Valencia sean declaradas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, fin de la cita. Primero yo, luego las Fallas.
Días después cada informativo que conectaba con la Feria de Abril hablaba de 700 millones de impacto económico, algo que poco o nada escuchamos cuando se hablaba de las Fallas. Desde Peñíscola se daban las gracias por un retorno de más de 10 millones de euros sobre una inversión de poco más de 70.000 € realizada desde un concurso público a productoras. Un concurso que desembocó en “El Chiringuito de Pepe”, donde pudimos disfrutar de más de 200 minutos de la bella localidad castellonense con una audiencia media del 17,1% de share. Lo que supondría casi tres millones de telespectadores por cada uno de sus 26 capítulos. Aquí, por casi la misma cantidad, si no es más, ya que la transparencia es también sólo para la foto, la “Nit de la Cremà” dejó un 9% (859.000 telespectadores), por no recordar el 1,8% de la Crida (280.000 televidentes). Datos comprobables y valorables, no los de ciertos “balances” de autoestima para medios agradecidos.
A mí me corroerá el quinto de los pecados capitales, pero según parece otros se impregnan del séptimo, dejándose llevar por el sexto, para buscar quizás desde el tercero, otras metas menos falleras.