alejandro01Llega el mes de septiembre y todas las miradas, como todos los años, están puestas en el acto de elección de las que serán las Falleras Mayores de València, las máximas representantes de la fiesta. Y como es tradición, lo poco que trasciende de las pruebas del jurado, siempre es objeto de comentarios. Y este año no podía ser de otra forma. 
Parece ser que el jurado de las candidatas a Fallera Mayor de València quería conocer el grado de conocimiento y nivel del idioma anglosajón, y a partir de aquí los comentarios en diferentes foros no se hicieron esperar. Sinceramente, ¡me parece un asunto tan banal que me llega hasta asustar! Porque, señoras y señores, qué quieren que les diga, me parece fantástico que nuestra Fallera Mayor hable inglés, faltaría más, y si al inglés le sumamos el alemán, italiano, ruso y francés, mi satisfacción será mayor. Aunque también les digo una cosa, me encanta que nuestras Falleras Mayores hablen inglés, pero lo que verdaderamente me encanta es que nuestras máximas representantes parlen Valencià. Esto para mí sí que es un requisito fundamental, por no decir obligatorio. Por lo tanto, no se escandalicen, me parece más que oportuna la prueba de nivel de conocimiento de otro idioma a nuestras candidatas. Puede resultar alarmante para muchas personas este requisito, el de hablar otro idioma como el anglosajón, pero estoy convencido que no deja de ser una reacción generada por el desastre que a nivel educativo está padeciendo nuestro país en estas décadas. Un asunto que, al final, nos pasará factura, como nos está pasando ya, estando a la cola a nivel europeo en calidad educativa y resultados de la misma.
Y de indumentaria y de las normas a seguir por las que serán Cortes de Honor y Falleras Mayores también se ha hablado y mucho, creando polémica en el mundo de los indumentaristas, y aunque de momento mantienen silencio, los tambores de guerra empiezan a sonar. Y es que las normas no gustan, y más cuando afectan al trabajo de muchos y a la difusión del mismo. Están leyendo a una persona, que cree firmemente que el uso del traje oficial, segundo traje y tela para el tercero, debe aumentar porque para eso se les regala y lo pagamos entre todos, pero también es cierto que cuando hablas con los indumentaristas que obsequian con sus trabajos a las Falleras Mayores también están cargados de razón y entiendes su sentimiento de abandono y ataque a su trabajo, que para nada lo esperaban, porque cierto es que no se lo merecen. Y más si principalmente esta decisión se ha producido, al parecer, por distintas desavenencias entre las máximas representantes de este año y la cúpula directiva de la JCF.  Lo que está claro es que las normas no gustan y menos en este mundo fallero, es por ello que tan difícil es establecerlas como sean del agrado de todos.
Independientemente de todo, la fiesta continúa. Y será el próximo 10 de octubre cuando conozcamos a las que serán nuestras máximas representantes. Un acto como siempre esperado, donde el alcalde y presidente nato de la JCF, Joan Ribó, realizará ‘la llamada’ a las elegidas. ¡Suerte a todas!