braulio01Al menos eso es lo que parece deducirse después de su modo de comportarse en la Asamblea de Presidentes del pasado martes. Porque, señores, no me digan ustedes que es muy normal que una persona que preside un ente como Junta Central Fallera se enroque de esa forma. Los graves insultos que lanzó a los presidentes de agrupaciones, el escudo protector que se fabricó, su forma impropia y detestable de actuar delante de las representantes de la fiesta, infantiles y mayores, el desprecio que manifiesta, el “movimiento” que hay por parte de voceros y demás allegados, el ataque impropio que está dirigiendo pidiéndoles cosas que él no ha hecho y el pasar de puntillas ante los reproches hacia su compañero, y sobradamente demostrado enemigo del colectivo, sr. Grezzi, solo se puede deducir una cosa, que pasa olímpicamente de los falleros y que va a la suya.

El sr. Fuset sabe bien que tiene difícil el voto de los falleros, por lo que no le quedaría otro remedio que intentar captar el de los pocos con los que cuenta dentro y de los “antifallas”, adoptando una actitud de “ofendido” y “odiado” con la que parece pretender convertirse en “héroe” ya que, parece ser, los falleros no le quieren y no le dejan modificar “su” fiesta.

Pensemos en el motivo del órdago que lanzó hablando de que negociará con quien haga falta para que las fallas tengan lo que pretenden, eso sí, al margen de los que piensan y gobiernan el colectivo. Y es que nos lo pone fácil para pensar y deducir lo que está pasando por su mente, pero sobre todo de lo que puede llegar a lo largo del ejercicio que viene.

Un ejercicio todavía por delante, pero también muchos frentes por lidiar; frentes que pueden cambiar situaciones que nos pueden llevar a cambios radicales.

A buen seguro que, leída esta opinión, el sr. Fuset pensará que trato de politizar, algo que me trae totalmente sin cuidado, entre otras cosas porque no formo parte activa del colectivo. Únicamente observo y opino, pero, sobre todo, porque se le conoce la forma de pensar y de actuar. Y, repito, no nos gusta, ni a mí ni a muchas personas más, de verdad que no, además porque no la hemos entendido. Ahora las cosas se van viendo más claras.

No quiero terminar esta opinión sin remarcar lo que en la Asamblea se comentó sobre la actuación del secretario general, reconocida con un sonoro aplauso. Por supuesto que comparto y destaco esa lección de coherencia y sensatez con la que se le ve trabajar.