alejandro01De muchas cosas había que hablar una vez quemadas las Fallas de 2018, de muchos problemas surgidos tanto en la semana fallera como en la quincena anterior, pero lo más fácil era abrir debates obsoletos con la intención clara de disuadir debates incómodos y reales derivados de la propia actividad festiva. Muy sabiamente se era conocedor del entretenimiento que produce en las masas estos debates caducos, pasando a segunda línea debates más difíciles de los que no apetecía hablar cuando las cenizas de las fallas aún estaban calientes. Al final la pagó Sant Vicent.

Ni sería justo decir que hemos tenido unas Fallas 2018 espectaculares, ni decir que han sido catastróficas. Han sido unas Fallas con los mismos problemas de siempre, algún que otro añadido, y eso sí, con una desidia constante del colectivo fallero que cada día se encuentra más solo, echando de menos un respaldo al reconocimiento de su trabajo en pro de la fiesta y de la ciudad y recibiendo constantes ataques a su forma de ver y sentir la fiesta, con objetivos muy distantes al interés de la misma, pero cercanos a intereses partidistas. Y esto al final pasa factura.

Las Fallas 2018 ya son historia. Unas Fallas que recordaremos por el buen hacer del colectivo y el buen trabajo de los artistas falleros, que un año más han demostrado con su trabajo lo que verdaderamente es importante en nuestra fiesta y la esencia de la misma, apostando, más aún si cabe, por ofrecernos unas grandes fallas de calidad. Unos artistas que, más que nunca, necesitan de nuestra ayuda para poder hacer factible su trabajo y el mantenimiento de sus talleres, que pasan por verdaderos problemas de rentabilidad, y con una campaña acertada como es la de #quierofalla, que no es más que la señal de aviso de que necesitan ayuda y que sus clientes, las comisiones, tienen mucho que decir y hacer.

Unas Fallas 2018 que recordaremos por no ser tan masivas en afluencia, a pesar de que el día de Sant Josep fue lunes. Unas Fallas donde las medidas de seguridad fueron extremas, aunque en determinados casos no se entendieron las mismas, y unas Fallas donde el ‘botellón’ fue protagonista, generando una imagen muy lejana a la querida por el colectivo, y ofreciendo imágenes dantescas de la ciudad, convertida en ciertas zonas en auténticos urinarios con pocas medidas para controlar y evitar esta situación poco higiénica y verdaderamente desagradable.

Y por lo que también serán recordadas estas Fallas 2018, sin duda, será por los grandes espectáculos pirotécnicos y la calidad de los mismos. Nuestros pirotécnicos nos han hecho disfrutar de lo lindo con todos sus espectáculos, que nos han hecho recordar, por si a alguien se le había olvidado, que la pirotecnia es una de las bases fundamentales de nuestra fiesta y del máximo agrado no solo de los componentes de la misma, sino de la mayoría de los ciudadanos que han disfrutado tanto de los espectáculos diurnos como nocturnos. Nunca debemos olvidar el trabajo meritorio que realizan y la dedicación prestada, año tras año, con la intención de hacernos disfrutar a todos.