braulio01Y es que desde el pasado día 17 de abril, con la disolución de la JCF, tan solo el secretario general y el presidente de la Junta están en modo ‘en funciones’, eso sí, el presidente como tal, que no como concejal.

Muchos rumores, muchas elucubraciones se barajan al respecto de quién o quiénes van a seguir y quién o quiénes entrarán de nuevo. Después de leer ciertas epístolas, parece estar claro que tan solo la vicepresidenta de Protocolo está fuera, algo que se adivinaba, aunque no en la forma que algunos allegados afirman.

Una baja más dentro del proyecto de Fuset, que comenzaba en julio de 2015 presentando a una directiva que era un ‘dream team’, y que empezó a ver como las puertas de la misma se abrían para dejar salir a muchos (invitados a ello o de forma voluntaria) y entrar a otros que, como en este caso, se han acabado marchando también. Y no solo vicepresidentes se van; también miembros de las delegaciones.

Aquí empieza la cuestión de quién cogerá el testigo en esa vicepresidencia vacante. Aspirantes en el entorno y ‘palmeros’ no faltan. Eso sí, si busca mucho el regidor puede encontrarse con ‘noes’, tal y como se ha encontrado otros años.

En cuanto al resto de vicepresidencias, nos da en la nariz que pocos movimientos se vislumbran. Un año de mandato antes de elecciones municipales no da para cambios bruscos ni experimentos con gaseosa.

Tenemos bastante claro que el presidente de la Junta no va a cambiar mucho en su proceder. A buen seguro que seguirá en la misma línea, ordenando, mandando y no escuchando.

Muchas han sido las acciones emprendidas por el presidente que no han gustado a los falleros, por mucho que en el pleno del día 17 en su balance todo fueran flores al respecto. El balance acabó en silencio por parte de los asistentes. A buen entendedor…

Un año da para mucho. La sorpresa podría llegar si el sr. Fuset se acercara a los falleros y quisiera de verdad limar asperezas y arreglar ciertos charcos por los que ha navegado. Eso diría mucho a su favor y, sobre todo, dentro del colectivo. Pero una cosa es lo que se desea y otra la realidad.

Tiempo para la reflexión la tiene, un mes de por medio hasta el próximo pleno, en el que ha de nombrarse a la directiva e iniciar oficialmente el nuevo ejercicio fallero.