Pues oigan, lo más difícil fue lo que paso. ¿Y qué es lo más difícil? Pues que habiendo sólo dos preselecciones, las dos en el mismo sitio y al mismo tiempo, las Falleras Mayores de Valencia y sus Cortes de Honor sólo asistieron a una de ellas. Sí, sólo a una, a la de Benimàmet-Burjassot-Beniferri. A Russafa... ni los buenos días. Perdón. Las buenas noches.
Los de Russafa se fueron a casa, o mejor dicho, las niñas y las señoritas de Russafa se fueron a casa con una sensación extraña. A ellas poco les importan las consideraciones que se puedan realizar sobre el porqué Junta Central Fallera no acercó ni diez minutos a las máximas representantes de la fiesta para saludarlas estando a pocos metros. A ellas poco les importa que en el sector en cuestión las cosas se dilataran en extremo y no se viera momento para mover a las Cortes y las Falleras Mayores. Les da igual. Lo único que ven es que estaban en el mismo sitio, a la misma hora, y de Russafa se pasó olímpicamente. Bien es cierto que se pedía a los delegados de sector que se aguantara un poco la lectura del veredicto, desde luego, pero después de dos horas, con sólo dos preselecciones hay cosas que claman al cielo.
Tal y como dijo irónicamente el presentador de Russafa A, las barcas que iban a trasladar a la comitiva oficial de un lado a otro de la laguna del Palau no llegaron, y Russafa se quedó sin aplaudir a sus Falleras Mayores, a las suyas y a las de toda Valencia.
Hacer algo tan mal siendo tan fácil hacerlo bien es de récord. ¿De quién es la culpa? ¿Quién tenía que reaccionar y no lo hizo? Personalmente opino que lo de ayer fue buscarse un rechazo y unos problemas que no tenían porqué. Innecesarios por completo. Como se diría de forma coloquial: vaya forma más tonta de complicarse la vida.
Y claro, todo esto no hizo sino que levantar susceptibilidades, y enseguida se escucharon motivos posibles de esta situación. Muchos de los presentes recordaban la directa vinculación del sector agraciado con la delegación de Relaciones Públicas y su vicepresidenta, Begoña de la Concepción. Y también que el día anterior, en el que hubo media docena de preselecciones, y todas en lugares distintos, llegaron. Tarde o temprano, en coche o en autobús, llegaron. Pero el domingo y con una preselección al lado de la otra, en dos horas, no.
Comodidad, pasividad o cacicada, chi lo sá. Lo bien cierto es que hubo ocho niñas y ocho señoritas, un sector, que al ver el panorama se sintieron ninguneadas por Junta Central Fallera.

PD: De verdad, qué forma más tonta de complicarse la vida. Innecesario.

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