ImageLos hay que no duermen, insisten con sus doctrinas de que el estancamiento de la fiesta fallera es consecuencia de su ideología derechista, conservadora y rancia y de que sólo un brusco y tutelado giro a la izquierda, progre y anárquico, sería el camino del cambio plural y definitivo.
Uno, que también lee a la "competencia", observa que cuando les interesa la tutela se la aducen y proclaman, si su momento lo requiere, sobre llámense fallas modernistas, movimientos innovadores, procesos vanguardistas o paridas de reducidos sectores conchabados. De lo contrario, callan y se agazapan, mientras sancionan por sistema todo lo que no va con sus tendencias, esperan su oportunidad y presionan allá donde les abran un espacio gratuito para explayarse. De lo que se favorecen las publicaciones subvencionadas de rango subyacente y cosechan redactores devaluados, sin cargo ni remuneración.
También es cierto que cuando están a la baja reconocen a duras penas que sus verdades tienen matices controvertidos y en ocasiones da la sensación de que hasta reducen su agresividad instintiva.
Así andamos queramos o no metidos en política, y es que uno está cada vez más convencido de que la medicina para los que viven de esto es airearles sus carencias, para que se enteren y respeten, por que si callas y otorgas te toman, mal que suene, por gili...
Después de las protestas y sus consecuencias hechas públicas tras la resaca de las Fallas de 2003, los propósitos de enmienda se perdieron en el camino y nada más se supo.
En las máximas categorías durante los últimos diez años los jurados han sido de tomadura de pelo, luego hablas con algunos de ellos tras su periplo de alta responsabilidad, te cuentan los criterios con los que actuaron y te suenan a cantos celestiales, a todo menos a una mínima formación básica para tales menesteres.
Hasta uno de ellos este último año hizo unas declaraciones en prensa diaria, manifestando las que habían sido sus diferencias respecto al primero y segundo premios, otro se presentó el día siguiente en el casal de la falla del segundo premio con no se qué género de excusas. ¡Qué vergüenza!
Esto es tan serio señores como para no dejarlo en manos de cualquiera, no es cuestión de hacer protagonista al presidente de las Hogueras de Alicante por compromiso, como ya ocurrió precisamente en 2003, a jurados que andan haciendo comparaciones con el boceto en mano publicado en cualquier revista, otros que se saltan el itinerario mirando el reloj por que se hace la hora de comer, o los que doblan las funciones dos días seguidos como jurados de infantiles y de mayores en un mismo emplazamiento. Estamos dejando aquel famoso Mercado Persa de los intercambios de premios, comparando, en mejor lugar.
Esto es tan cierto como que la grandeza de la fiesta está por encima de las turbulencias de los del "doncs", los que por cierto cuando salen de jurados aplican al dictado la política de sus preferencias. Image