Image¿No les parece que 2009 ha sido un magnífico año de Fallas? Es que servidor piensa que sí, o por lo menos es la conclusión que extraigo después de un mes de charlas, debates, cafés y barras de casal sujetadas hasta altas horas. El resumen es que han sido unas fiestas estupendas, sin ningún tipo de doblez o sarcasmo en la expresión. Quizá la culpa la haya tenido el clima, que ha acompañado mucho, o la ausencia de conflictos reseñables entre vecinos y falleros. Tampoco ha habido incidentes de relevancia. Y la calidad de los monumentos, excepcional. Tal vez lo único a destacar en el plano negativo es el castigo eterno al que los falleros, ya les adelanto, seguro seguiremos sufriendo dentro de X años: acabar la ofrenda a las tres de la mañana. Y bueno, luego está el otro tema, que es como el villano de las historias de Harry Potter, que no se puede decir el nombre en voz alta. ¿Saben de lo que les hablo? De los jurados. Ay, lo he dicho...
Pues no voy a hablar de los jurados, ni de la ofrenda, ni a sacar conclusiones ni cosa similar. Reseteo y empiezo de cero. Hablemos de lo que va a venir.
En el apartado burocrático y festivo la cosa pinta seria, muy seria. Ya hay varios frentes abiertos y las trincheras se abandonaron durante la semana fallera, pero siguen ahí. La normativa para los casales y su aplicación centrará gran parte del ejercicio, como lo hizo durante la última mitad del pasado.
Las diferentes problemáticas dentro del mundo de la pirotecnia cobrarán protagonismo de la misma forma. Y a las problemáticas se les tendrá que poner no más pegas, sino soluciones. Afortunadamente éstas, en el supuesto que nos ocupa, están más cerca que en otros campos dentro de la fiesta, como los jurados. Ay, lo he vuelto a decir...
Y una de mis inquietudes en este momento, como me pasa desde que tengo uso de razón -razón fallera, que es la menos racional de las razones-, es saber lo que nos depara el concurso de fallas.
Amo la fiesta con todas mis fuerzas, pero amo todavía más si cabe el monumento fallero, porque es precisamente el motivo por el que existe la fiesta. Es el alma, el cerebro, la vida entera. Es su sangre, la que le hace vivir y le permite soñar. Es su chispa, la que le da fuego. Es su principio y su final.
Por todo ello espero que la crisis, como perro rabioso de presa que es, muerda pero no desgarre, no cercene el impulso que desde los obradores se viene ofreciendo los últimos años. No avoque a las comisiones a la merma económica de las partidas reservadas para falla en pos de otras actividades festivas, también necesarias, qué duda cabe, pero no esenciales. Lo esencial debe ser lo primero.
Hablaba de impulso, y me refería a nuevas tendencias, a nuevas formas de entender el arte fallero, conceptos que hacen posible auténticas fallas de gourmet con presupuestos imposiblemente bajos, y dechados de virtudes satíricas de muchos millones. Aunque luego llegue el jurado. Ay, será posible, he lo vuelto a decir.
Muchas preguntas se plantean en este inicio de ejercicio, como por ejemplo qué pasará en el concurso de fallas del año 2010 y quién ganará el primer premio de la sección Especial o si la disminución de presupuestos en la sección hará de la competición la más igualada en años. También me preguntó cómo trascurrirá la competición en el resto de secciones, tanto mayores como infantiles. También pienso en el jurado. Y sí, lo he vuelto a decir. Faltaría más. Image