ImageTras la Asamblea de Presidentes celebrada el pasado jueves 25 de junio, no tenemos más remedio que dedicar este editorial al resultado de la misma. Y es que lo allí sucedido va a sentar un precedente que obligará en lo sucesivo a valorar las cosas bajo un criterio más profundo y coherente que el que, por lo general, se estaba aplicando hasta el momento.
Ya lo comentábamos en el número anterior de nuestra publicación cuando hablábamos de la sanción propuesta para el presidente de la falla Salamanca-Conde de Altea tras lo sucedido en la Ofrenda. Hablábamos de la dureza del castigo propuesto, de la trayectoria de la persona en cuestión, de la de la propia comisión y de lo infringido. También nos referíamos a que éramos partidarios de que se cumpliera la ley en todos los casos, que se terminara la asidua benevolencia con los infractores y que de una vez para siempre se empezara a castigar a quienes no cumplen las normas, puesto que de alguna forma, como bien se dijo en esta última Asamblea, cualquiera que las contraviene comete, cuando menos, una falta de respeto a los que las cumplen.
Posiblemente este presidente sancionado va a servir de chivo expiatorio, pero si, como referíamos, esto va a significar sentar un precedente para lo sucesivo, pues dénmelo por bueno. Y es que, parece ser, los criterios están empezando a cambiar con la incorporación de gente joven en la presidencia de las distintas comisiones, que el grado de involucración es mayor y que el "meninfotismo" fallero está reduciéndose. Y eso puede ser bueno para que el esfuerzo de los que siempre se lo tomaron en serio y de los que han ido legislado las leyes que regulan los comportamientos, empiece a valorarse y a dar resultados positivos.
Por otro lado, me siento un tanto perdido ante lo sucedido con la Comisión de Recursos, que ha hecho un trabajo serio y los presidentes no la han tendido en cuenta a la hora de votar. Quizás su reciente nombramiento y el tiempo disponible para valorar hayan influido en esta decisión que dejaba sin castigo al infractor y lo minimizaba en un simple apercibimiento. También podría resultar que no hayan barajado otras propuestas, como la de dejar a los presidente que pudieran optar por otras opciones proponiendo castigos más simples. Lo bien cierto es que lo que escuchamos en las diferentes intervenciones nos lleva a pensar que algo debe estar cambiando en el seno de la Asamblea de Presidentes cuando surgen voces que hablan de falta de respeto y de compañerismo a los que infringen, y hacen caso omiso a los que divagan en sus alocuciones tratando de "marear la perdiz".
No sé si esto ha sido un espejismo o si va a tener continuidad, pero nos encantaría que se empezara a obrar con la coherencia necesaria, que se tengan en cuenta las alegaciones serias en cada expediente, como los dos anteriores que se hicieron en esta misma Asamblea, y que se obligue a respetar lo legislado, al margen de que se revise y se propongan modificaciones en el reglamento o se solicite, si procede, un nuevo congreso para cambiar su articulado.
Lo que sí tendremos en cuenta, como ya advertimos, será el seguimiento de estas infracciones y los resultados de las sanciones propuestas con el sólo fin de recordar que la justicia debe de ser igual para todo el mundo.