alt¿Huelen ese aroma, queridos míos? Si, es el plomo hirviente que prepara la Federación de Vecinos un año más para, como si de una horda medieval se tratara, dejar caer sobre las testas de los demonios falleros. Vuelve la pesadilla a Valencia y los justos vecinales, seres puros donde los haya, se proponen erradicar a las bestias del mapa a base de titulares grandilocuentes para derribar sus carpas, sus monumentos y lo que haga falta. La lacra ha de ser aniquilada.
Bueno, pues ya está bien. Yo creía, iluso de mí, que la tensa situación que siempre se vive entre el colectivo fallero y los vecinos era algo que se estaba llevando bien, que era aceptado y que se podía contemporizar más o menos. Vamos, que era la polémica asequible de todos los años. Y abrir frente ya no tenía razón de ser en el fondo. Craso error, y eso nos pasa por ser bienpensantes.
Mes de enero de 2010, recién empezadito un año nuevo. Y de repente, una vez más, las carpas a la prensa. Llueve. Truena. Y el trueno suena a la voz de la Federación de Vecinos. ¿Es una cosa mía o cada vez que habla este colectivo de los falleros sube el pan? Vaya por delante que mi valoración la hago desde el respeto y sin abordar su trabajo como asociación vecinal, simplemente de su relación con los falleros.
La Federación y su presidenta -me da la sensación- están obsesionados con los falleros. Los oigo en debates sobre fallas y vecinos, hasta incluso en aquel que dirigimos mi partenaire Fontán y yo para esta casa en uno de nuestros “Café con”, y no comparto sus fundamentos. No me cuadran.
Yo puedo comprender que el rédito de enfrentarse a los falleros en fechas próximas a las fiestas es muy jugoso. Son muchos titulares, muchas portadas que reflejan el trabajo frente a las fallas de la Federación de Vecinos. Mucha publicidad. Impagable. Y sí, por si hay dudas, lo que he dicho es un sarcasmo; sarcasmo que nace de la evidencia, una que me lleva a decir que la Federación aparece en fechas previas a fallas para luego desvanecerse, aprovecha su oportunidad de salir a la palestra y luego repliega velas hasta el año siguiente.
Vecinos y falleros es un binomio que vende mucho y bien. Además, como en las películas de vaqueros, los roles de buenos y malos ya están preestablecidos, con lo que no interesa darle más vueltas. La indefensión del fallero es mucha, sobre todo ante la inexactitud de datos.
El día 20 leo en Las Provincias un entrecomillado de María José Broseta, presidenta de la Federación: “Lo que no puede ser es que las carpas falleras se instalen a principio de mes”. Ya, ya lo sabemos, de hecho en el Ayuntamiento ya lo saben. ¿Es que nadie le ha dicho a la Federación de Vecinos el revuelo que se ha montado con la normativa de las carpas y el famoso día 10 de marzo?
Ah, ¿que no? Pues hay que informarse mejor antes de pronunciarse sobre temas polémicos.
La Interagrupación envío, una vez reunidos sus integrantes y al hilo de las declaraciones de Mª José Broseta, un comunicado del que quiero destacar el siguiente párrafo: “Algunos se olvidan, que los falleros no inician ninguna “guerra” entre ellos y los vecinos y que muchas veces se magnifican las noticias y los problemas. Se olvidan que desde que acaba el verano, son las propias Agrupaciones y comisiones falleras las que solicitan reuniones entre Asociaciones de Vecinos, Policía Local y Falleros, para evitar esa “guerra” cuando llegan las fiestas falleras”.
A este párrafo le faltaría un trozo que podría haber sido el siguiente: “pero a muchos sólo les interesa vender distensión y problemas de cara a Fallas, eso es lo que les da notoriedad y publicidad”.
La piedra de pedernal sigue dando vueltas mientras los filos de las espadas lenguaraces se afilan para estar listas y preparadas. Ha llegado la temporada de críticas vecinales. Prepárense para la avalancha indiscriminada de acusaciones. Lo único bueno es que mientras unos sólo viven para quejarse de los falleros, nosotros le seguiremos dando a esta ciudad la mejor fiesta del mundo y un ingreso de dinero muy jugoso para los tiempos que corren. Así somos, qué le vamos a hacer.