alt Por lo tanto, teníamos razón. No hay nada como dejar pasar el tiempo, porque él siempre pone las cosas en su sitio. Y en el caso de los recortes que pretendía la Federación de Fallas de Especial, después de pasar fallas ha llegado la cordura.

 

Lo dijimos y nos mantenemos, ni era tiempo ni forma la presentación de aquel despropósito que pretendían “vender”. Ese tipo de acuerdos, que en la época que estamos sufriendo es prudente y necesario, hay que meditarlos bien, consensuarlos y después contar hasta diez para hacerlo público. Lo que no se puede hacer es lo que se hizo, con la precipitación incluida.

190.000 € es una cifra media que se puede perfectamente asumir, sin que ello suponga grandes esfuerzos en esta sección, pero, a pesar de que han subido casi un 100 %, lo de menos es la cifra, lo más importante es la libertad que se da al artista para que haga lo que crea conveniente con esa cantidad, sin estar supeditado a medidas ni a cantidad de ninots.

Sabíamos, y se ha reconocido, de los acuerdos de algunos presidentes con artistas y cifras, por lo que no veíamos coherente que esos mismos presidentes dieran por mala una palabra dada. Y eso no tenía ni pies ni camino, porque, entre otras cosas, sabemos de la seriedad con que se tratan ese tipo de cosas.

Nuestra felicitación por esa rectificación, y dejar claro que eso no significa absolutamente nada. Rectificar es de sabios, y en este caso, han hecho lo que debían.

Como bien decía Juan Armiñana en la rueda de prensa donde se comunicaba lo de los 100.000 €, esto de las fallas es pura picaresca, y esa es la grandeza de la fiesta. Con estas medidas se deja abierta la puerta para que el artista pueda hacer lo que quiera con ese dinero, para que la comisión pueda llegar a acuerdos privados, etc. Y ello nos mete de nuevo en la competición pura y dura. Que es en definitiva la esencia de la fiesta.  Y eso es lo que defendemos. El palito debe seguir siendo un sueño que motive todo tipo de elucubraciones.

 

Una pincelada sobre el jurado de fallas de la Especial

En la tertulia mantenida en Radio9 sobre el particular, sostenía  mi criterio sobre que las obras de arte tienen que estar juzgadas por personas cualificadas, y en ello me mantengo. Y me mantengo porque creo que alguien o “alguienes” fallaron en el concepto general. No sé si la mezcla obtenida en este jurado era la correcta, porque el resultado sólo les gustó a ellos, o a unos cuantos de ellos.

Y sigo estando de acuerdo en que los jurados sean mixtos, que allí estén representados los falleros de a pié, los profesionales de artes plásticas y los maestros artesanos que las construyen. Pero eso, sí, que se pongan de acuerdo en el seguimiento de criterios acordes con los tiempo que vivimos.

Mis respetos por todos ellos como personas y profesionales de su especialidad, pero cuando el veredicto no gusta a la gran mayoría, algo ha fallado. Y tampoco pienso en mala fe, que estamos seguros que no la hubo, tan sólo, quizás, en un mal entendimientos en las valoraciones, porque entender de fallas, tenemos constancia que la mayoría entiende.