altDespués de los acontecimientos de los últimos días, el panorama general, al parecer, no va a cambiar sustancialmente. Por una parte seguiremos con un Ayuntamiento en la ciudad de Valencia donde vamos a tener continuidad al haber ganado las elecciones municipales el mismo grupo político, y por otra, según se desprende de los resultados y declaraciones de los responsables de la sección de oro del colectivo fallero, no se pone límite a los presupuestos de los monumentos de sus integrantes.
En cuanto al primero, el Ayuntamiento, estamos a la espera de conocer la decisión de Rita Barberá respecto a si tiene intención de cambiar el edil de Fiestas y Cultura Popular o si el Sr. Crespo sigue al frente de la concejalía. Lo que tenemos claro después de estos comicios es que la capitana es la misma y por lo tanto en poco va a cambiar la gestión respecto al colectivo. A buen seguro que se seguirá practicando continuidad en dicha gestión, donde lógicamente la austeridad va a predominar con los recortes presupuestarios en la medida de lo que hasta la fecha venimos percibiendo.
La crisis seguirá marcándonos la pauta respecto a subvenciones y la gestión de la concejalía correspondiente deberá ajustarse a los presupuestos que se le destine. Otra cosa ha de ser la dirección que se tomará en dicha gestión, que dependerá muy mucho de la persona que tome las riendas. Todos conocemos la prudencia y el secretismo que después de ganar las elecciones practica nuestra alcaldesa, casi nadie, por no decir nadie, tiene claro el trabajo que va a desarrollar, y hasta el último momento no comunicará a sus ediles el área de destino, por lo que la incógnita y los nervios predominan hasta el día del nombramiento. Nos comentaba uno de los que “sufren” esta espera que cuando son llamados al despacho y se le comunica el destino, se les ordena no decir una palabra hasta que finaliza el reparto. Con ello, Barberá mantiene el suspense hasta el último segundo y nadie tiene claro lo que va a desarrollar en los cuatro siguientes años.
Tres nombres se barajan en las quinielas respecto al inquilino de Fiestas. Uno tenemos bastante claro que va a ser difícil que culmine, mientras que en los otros dos, bien podría darse en cualquiera de ellos, aunque, conociendo también la seguridad con que le gusta trabajar a nuestra alcaldesa, el Sr. Crespo tiene la mayoría de posibilidades de volver a ella.
En mi humilde opinión, sin ánimo de inclinar balanza alguna, pero sí conociendo el paño, lo acertado podría ser la continuidad. El momento que vivimos no aconseja muchos experimentos y dado el peso especifico del colectivo, convendría que estos momentos difíciles que estamos viviendo resulten lo más leve posible y por lo tanto, aquel que conoce a la
perfección los entresijos tendría muchas más posibilidades.
Respecto a los últimos acontecimientos dentro del colectivo, la verdad es que no paramos de sorprendernos con las decisiones que se toman y cada día lo entendemos menos. El pasado ejercicio se imponía la calma, y se pedía restringir los gastos respecto al monumento, algo que tenía bastante coherencia por la dichosa crisis, pero pocos siguieron la pauta y dichos acuerdos dejaron con el “culo al aire” la seriedad y el rigor que se pretendió.
Este año, en el que la crisis no ha remitido, ni siquiera se ve intención, se dejan libres las inversiones y cada cual se ajustará a su propio presupuesto, con lo cual la incoherencia es total y en ello vemos la práctica de lo que siempre ha existido, “cada cual a sus uñas”, o como diría un colega, “que cada perro se lama su…”
Y esto es bueno. Lo que no lo es tanto es la política que se lleva desde dentro de ese colectivo que hace que no se le tome en serio, cuando la labor que se desarrolla en él es muy buena y la meta pretendida por todos ellos es mucho mejor.