julio2011Hace un año aproximadamente andábamos igual por estas lides. La Asamblea de junio daría los primeros pasos para un recorte presupuestario en la maltrecha economía fallera.
El 23 de noviembre se confirmaban los hechos, y la falla, epicentro de la fiesta fallera, e hilo conductor del aparato productivo fallero, perdían el 16% de su subvención municipal, del 25% al 21% de lo declarado. Cuatro puntos porcentuales, equivalentes a un dieciséis por ciento menos de ingresos.
A esta cantidad se sumaría el recorte en materia de iluminación, el 20% de la subvención otorgada por el consistorio, del 25% se pasaría al 20% de lo contratado, cinco puntos porcentuales de diferencia.
Como no podía ser menos, el ente fallero tendría también el oportuno recorte, que sería del 7% respecto a la anterior partida aprobada. Una cantidad que también repercutiría directamente sobre diversos actos y actividades falleras. Recordemos como ejemplo que desde el pasado año cada equipo de pelota valenciana que compite en la liga de JCF abona la cantidad de 125 €.
Para redondear los ya ajustados presupuestos de las comisiones, los recortes llegarían también en el apartado de premiaciones. Algo más de un 8,5% de media sería el recorte aplicado al concurso de fallas.
Un suma y sigue que acabaría repercutiendo de forma considerable en los presupuestos falleros, y por ende en nuestra economía productiva, y más si cabe, cuando las partidas de gastos se ampliarían con el aumento del impuesto sobre el valor añadido, y en algunos casos como el de las eléctricas con un plus añadido.
Ahora, un año después, nos encontramos en la misma tesitura. ¿Qué pasará después del verano? En la primera Asamblea de Presidentes del nuevo concejal ya tuvo la pregunta y/o petición de aclarar la situación. Las fallas mayoritariamente ya han contratado, los precios pactados, las primeras mensualidades abonadas, y la solicitud de JCF de tener en su poder los contratos firmados ya se encuentran en manos de los presidentes con fecha de entrega. Pero a día de hoy, el colectivo fallero todavía no sabe con qué cantidad concreta compensará el consistorio su esfuerzo a la economía productiva de nuestra Comunidad.
La explicación es clara. Hasta el mes de noviembre no hay posibilidad de establecer las diferentes partidas del futuro presupuesto municipal, y por ello, no se puede concretar el montante destinado a las fallas del presente ejercicio.
La solución es fácil, son las fallas las que deben renunciar a que las cantidades sujetas a subvención sean incluidas en el presupuesto del ejercicio en curso. Dejar para el 2013, y a la nueva directiva electa, las futuras e indeterminadas cantidades que en este ejercicio han generado las actuales directivas.
Amoldar el presupuesto económico de las casi 400 asociaciones falleras, quienes eligen sus cargos de forma anual, es mucho más sencillo que el consistorio, elegido de forma cuatrienal, tenga que concretar las partidas presupuestarias, que se repiten año tras año.
Esta quizás, sea una de las virtudes de cercanía y participación que nos ofrecía la moderna Ley de las Grandes Ciudades.