braulio01Mucho está dando de sí el tema de las ordenanzas reguladoras que competen al colectivo fallero, prueba de ello lo que ocurría el martes pasado en la Asamblea de Presidentes del mes de octubre. Porque lo cierto es que no resultó demasiado agradable ver ciertas intervenciones del público (presidentes), como las respectivas respuestas del Presidente de la Junta y concejal de Fiestas.
Está claro que las discusiones, siempre que se lleven de buen tono, son interesantes, lo que ya no lo es tanto es cuando se inquinan los comportamientos y se dispara la conversación. Y lo digo fundamentalmente por el "aparente mal rollo" entre el presidente de la Interagrupación y el concejal de Fiestas.
Ya en el Pleno de Junta se advirtió esa situación en las intervenciones de ambos, y empezamos a sospechar que algo no iba como debiera, lo que en la Asamblea se confirmó porque se volvió a repetir. Y eso no es demasiado positivo. Y no lo es porque, tanto el uno como el otro, están ahí para mejorar al colectivo. Uno desde dentro y el otro desde fuera.
La unión que en estos momentos existe entre agrupaciones, a mi entender, y si se trabaja en equipo, va a permitir muchas mejoras. Y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de planteamiento entre el Ente y los falleros. Ya sabemos que la posición de un concejal, por mucho que se empeñe, debe estar siempre en consonancia con la línea de su grupo, de ahí la comprensión, pero sin olvidar los intereses del colectivo al que también representa, que nos consta que no se eluden.
Entrando en el dilema de las aludidas ordenanzas, mi criterio me dice que ambos tienen una parte de razón; uno por suponer que todo el mundo lee estas ordenanzas, puesto que es obligatorio estar al día de cualquier ley u ordenanza que pudiera salir, (el desconocimiento de la Ley no exime al infractor) y el otro por exigir un esfuerzo al Ente para que informara de los cambios o rectificaciones que se hubieran podido producir.
Y esto es de cajón, porque, entre otras cosas, los falleros están confiados en que desde Junta se asesore en estos casos. No solo advertir, también habría que especificar con detalle lo que ha cambiado o se ha incrementado en esas ordenanzas, y que, como en este caso, su incumplimiento pueden suponer un grave perjuicio.
El esfuerzo que se está haciendo desde ambas posiciones no puede verse empañado por un "incidente" como este, es necesario seguir en la misma línea y trabajar en el mismo sentido. De ahí que ambas partes estén destinados a entenderse.