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Cierto es que las intenciones son buenas a la hora de intentar buscar nuevas propuestas para solucionar el hasta ahora inmovilismo en el nombramiento de jurados. No era bueno que la repetición año tras año de las mismas caras siguiera eternamente y que con ello, las suspicacias y malos entendidos fueran los protagonistas de los comentarios falleros en todos los ámbitos.

Aplaudimos la decisión de unos y otros para que esto cambie, aunque la solución perfecta está por llegar. Y eso es normal en cualquier movimiento de cambio que se pretenda iniciar.

Las escasas reuniones de representantes falleros -agrupaciones e Interagrupación- y la cúpula de Junta Central Fallera no están dando para mucho. Es necesario un entendimiento entre ambas partes para que las cosas se estudien como se debe. Es necesario que se formen comisiones de trabajo con gente que sepa de lo que va para que, sin prisa y sin pausa, se lleguen a puntos concretos e interesantes, de lo contrario siempre iremos dando palos de ciego, como es el caso actual en esa elección de quienes deben nombrarlos.

Repito, mi aplauso por el hecho de haber dado un paso adelante, pero la verdad es que no son, ni deben ser así, las cosas como se han iniciado.

Los palos de ciego empezaron por pedir directamente al Gremio ayuda para que fueran ellos los que decidieran de alguna forma, inmediatamente se dieron cuenta de que podrían darse ciertas contrariedades al no contar con los dos gremios restantes ni con los no agremiados, además de las perspicacias que podría generar que unos artistas, o mandados, juzgaran la labor de otros compañeros. Más tarde se iba perfilando el tema y se optaba por pedir a todos los gremios que recomendaran gente válida para ese cometido y que no fueran artistas falleros, aunque sí incluir alguno de los agremiados ya jubilados.

Y pienso yo, y a buen seguro que muchas más gente, por qué no ir directamente a las entidades correspondientes, Bellas Artes, arquitectos, pintores, etc., y pedírselo directamente. Con todo ello estaríamos evitando enfrentamientos y malos rollos innecesarios entre los gremios y los no agremiados.

Todos sabemos quiénes son y donde están, tan sólo sería cuestión de que una hipotética comisión se encargara de buscarlos y poner los nombres elegidos a disposición de Junta. En cuanto a los miembros que correspondieran a presidentes, Junta ya es más que suficiente para convocar, regular y nombrar a quienes se considerara interesantes y así, como ya se está haciendo, evitar la posible incompatibilidad y destinar a otra sección.

Las primeras secciones lo tienen más claro, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, así los resultados no suelen acabar en otra polémica que no sea el “yo creo que nosotros merecíamos mejor premio”. Y poco más.