emilio polo
Las lozanas sólo estuvieron en los arrebatos de los solventes que confiaron en lo eterno de sus fuertes apuestas y se recrearon en el edén de sus efímeras realidades.
Lecciones falleras las justas, esto sólo son memorias a las actuaciones que a lo largo de las últimas cuatro décadas con apariciones esporádicas, llegaron dispuestos a romper con lo puesto y pasar el rodillo sin respetar etiquetas cosechadas con las mejores voluntades de los tercos de siempre.
Lo peor fue en su momento la falta de cortesía, la mirada despectiva y el engreimiento de los llamados al Olimpo del éxito perecedero, tal vez sin pensar en lo del “pan para hoy”.
Y así pasaron la desaparecida Ruzafa-Gran Vía con Emilio Camps al frente, Visitación-Orihuela, Maestro Serrano, Ferroviaria, Benicalap, Blanquerías, Pizarro-Cirilo Amorós, Cuba-Buenos Aires y alguna más que fiando en la memoria se pueden haber quedado en la recámara.
Como verán guardamos la más alta consideración a las que lo fueron durante largos lustros y dejaron muy alto el pabellón de su paso por la máxima categoría, casos de las plazas del Collado y Merced como ejemplos. 
De semejantes perfiles son las irrupciones de Maestro Serrano (Los Millonarios) y por más reciente Nou Campanar. Los primeros incluso llegaron a rebañar un primer premio el año 1981 y bien que se pavonearon en las narices de las que se dejaron detrás aquel ejercicio. Ahí han quedado las esquirlas de una ruina anunciada, precisamente por querer mantener un abolengo permanente, sin más base que el delirio de los cuatro pudientes que arrastraron a los demás al desastre final. Allí brotó también la figura del plácido Josechu Rey de Arteaga, por cierto uno de los primeros en abandonar aquella deriva de números rojos. 
De última factoría es la temporal trayectoria de Nou Campanar, en un cruce de calles desconocidas en los callejeros, todo un paréntesis en el más coexistente formato de la fiesta.
Sin premio por los jurados los dos últimos años, sin cuartel y sin soldados, y al rebufo fastuoso del pasado más reciente, poco se podía componer para un futuro al menos con un mínimo de garantías de subsistencia. 
Reconocimiento a los supervivientes que trataron de aliviar el desconcierto,  seguir con los vestigios  y pese a renunciar a mantenerse en la máxima categoría, ni así ha sido posible aglutinar efectivos para empezar de nuevo.
Dictamen negativo para los de la “espantá”, los que cogieron el petate y no esperaron a pasar lista, ni cerraron la puerta, ni apagaron la luz por aquello de “tonto el último”. Ahora vuelven a circular rumores del regreso de Juan Armiñana.
Este año otra comisión anuncia su alineación en la especial, Federico Mistral-Murta,  pasan de la sección 2ªA con un presupuesto de 17.700 euros a, según se ha declarado, 110.000. Que los de Benimaclet debuten en la máxima es de celebrar y desear larga permanencia, progresión y éxitos.
No es fácil mantenerse con presupuestos de seis cifras. Cada comisión lleva su libreto. Cuidado con la “hoja de ruta”, más propia en los planes de viaje del gremio de transportistas.