braulio01Y es que el colectivo fallero sigue sin estar tranquilo. Cuando no es una cosa, es otra la que se le viene encima. Si la crisis económica ya hizo de las suyas disminuyendo sus censos, reduciendo sus colaboraciones con la huida de muchos de sus esponsors, ahora está sufriendo el cambio de un gobierno municipal que, parece ser, no se esperaba el resultado y por lo tanto no estaba totalmente preparado para hacer frente a la situación por la que atraviesa el colectivo.
Y esa situación es grave, todos somos conscientes. El nuevo gobierno municipal está ajustando muy mucho las cosas y los falleros se encuentran un tanto perdidos con tanta restricción y tanto cambio en la calle.
La Federación de Hostelería ha recogido el guante ante el bando municipal y, en un principio, sacó pecho poniéndole las peras a cuarto con sus amenazas veladas, y menos veladas, lo que hizo que el colectivo entrará en cólera y arremetiera en los mismos términos. Menos mal que la sangre no llegó al río y las aguas están volviendo a su cauce.
Pero la cosa no termina ahí. De nuevo los vecinos se alzan en pie de guerra contra las fallas a través de las denuncias en Fiscalía por la instalación de las fallas Sueca y Cuba. Vecinos de ambas demarcaciones presentaron un documento firmado ante la Fiscalía Provincial pidiendo que actúe de oficio y paralice la instalación de la iluminación. Alegato: “Que el trabajo que realizan puede suponer una grave amenaza a la seguridad de los residentes y viandantes que circulen por estas vías”.
Aluden a que la instalación puede suponer un riesgo importante para los vecinos y a un incumplimiento de la Ley 14/2010 de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y Establecimientos Públicos, además de que el montaje carece de estudios pertinentes sobre diversas cuestiones, como la tensión de los alambres y postes que soportan los edificios, las medidas de anclaje a las fincas, el voltaje de electricidad, etc.
Como es de suponer, las Fallas no han tardado en responder. La unión hace la fuerza y por ello desde las distintas agrupaciones se han enviado documentos apoyando a ambas comisiones falleras ante semejante reacción.
Así es la intolerancia. El esfuerzo de los falleros de estas comisiones no está sirviendo para nada por “cuatro” personas que odian las fallas y no son capaces de soportar esas molestias que conllevan un atractivo importante para el barrio, que llenan de luz y color sus calles y que son el atractivo que atrae a miles y miles de valencianos y visitantes a este emblemático enclave. 
Todos conocemos el barrio y sabemos la cantidad de molestias que a lo largo de todo el año supone la carga y descarga de vehículos comerciales, y desde horas tempranas, debido a la gran cantidad de comercios, la mayoría producto de la importación de países asiáticos. No entendemos, pues, que no se soporten durante 20 días las molestias de una fiesta que deja tantos millones a la ciudad y que, con ello, entre otras cosas, ha sido posible la restauración de muchas de sus calles.
Lo que tampoco nos tranquiliza es la no intermediación inmediata en este problema por parte del Consistorio, al menos no tenemos noticias de que se haya hecho a la hora de redactar esta editorial.