alejandro01Hay que reconocer que en los mentideros falleros existía mucho morbo por cómo se iban a desarrollar “les primeres Falles del canvi” después de más de dos décadas dirigidas por el mismo partido en el poder. Lo único que ha quedado claro, excepto alguna nota de color, es que la fiesta prácticamente ha seguido igual, dado que es la voluntad del auténtico dueño de la misma, el colectivo fallero, que siga prácticamente por los mismos derroteros.
Respecto a las nuevas iniciativas y a esas notas de color que hacía referencia, encabezadas por el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, han sido del agrado del colectivo y ha enriquecido un poco más el programa de festejos anquilosado que tenemos. Una cabalgata del Patrimonio, la llegada del remate de la falla municipal o la “mascletà” de la UNESCO han sido iniciativas que, como digo, han agradado, aunque estaría bien trabajar un poco más para mejorar su ejecución.
Todos los años se habla mucho de los premios. Es llegar el día 16 y una vez conocido el veredicto, los comentarios afortunados y desafortunados sobre el mismo llenan páginas de los diarios, redes sociales y espacios de TV y radio, sin pararse a pensar sobre el daño que se puede realizar a todas las personas que están detrás de los trabajos, perdiendo las formas y el compañerismo en la profesión. Cada uno que haga su propia autocritica, es muy saludable.
Pero lo que más me ha gustado de estas Fallas, sin duda, ha sido la presencia de los “nuevos” intelectuales de la fiesta, que con sus opiniones intentan adoctrinar mediante la descalificación (recurso banal donde los haya) su visión de la fiesta y en lo que la quieren convertir, no dando tregua ni respetando otro tipo de opiniones, e intentando imponer de la forma más absolutista posible su criterio sin respetar otros, intentando hacerse hueco en una “caverna” que ellos denominaron y criticaron, y de la que ahora quieren hacerse dueños de la misma. Yo la verdad que nunca conocí tal “caverna”, pero si dicen que existe y que quieren formar parte de ella, ¡Adelante! Impongan sus criterios, sus opiniones y continúen con su línea de no respetar otras. Yo, como siempre, respetaré todo tipo de argumentos, y respecto a los míos seguirán siendo eso, argumentos. No habrá intento, porque no lo ha habido nunca, de adoctrinar a nadie y ni ser maestro de nada.
Ya estamos en las Fallas de 2017. Un ejercicio que se presenta apasionante. Sinceramente, no ha empezado muy bien, porque como el calendario marca, la primera cita siempre es la elección de la falla municipal. A día de hoy sólo conocemos unas bases donde predominan aspectos positivos y otros negativos. De estos últimos, sin duda, destaca la elección del comité de expertos que serán los responsables de elegir el proyecto. 
No tengo ninguna duda de que el proyecto ganador será del agrado de todos, más le vale a las personas que lo elegirán, ya que su decisión ha sido ser los únicos que tengan derecho de seleccionar a los mismos, sin escuchar más opiniones y criterios del resto del arco parlamentario.  Aquí lo de “fer pinya i comboi” se ha quedado en “suc de pinya” y en “jo trie perque sóc el millor”.