Después de diecinueve días de fiesta, llegó el final. A las 24 horas del 19 de marzo acaban las fallas del 2008 y segundos después se iniciaban las del 2009. La cremà de todos los monumentos pone el punto y final a todo un año de trabajo y diversión, un año en el que más de 450 comisiones se esfuerzan por ofrecer la mejor fiesta posible y todo a base de sacrificio y entrega para poder lograr los presupuestos necesarios para sacar adelante el ejercicio.

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Hoy, 19 de marzo, se acaba un ciclo, pero en ese mismo instante ya se inicia lo que va a significar un nuevo año de fallas. Nuevos presidentes, nuevos artistas, todo ha de volver a renacer de las cenizas del monumento que acaba de quemarse. Esa es la filosofía del fallero. Pocos entienden como en tan solo una hora pueden quemarse tantos millones de euros, pero las fallas son así, todo un año generando dinero para acabar en cenizas. Lo que no entiende la gente es que de esto viven miles y miles de personas, de esto se generan centenares de millones que van a las arcas públicas, pero, sobre todo, esto es la vida y el sueño de más de 200.000 personas en toda la Comunidad Valenciana.

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