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La Ciudad del Artista Fallero sería el gélido epicentro festivo para la celebración del primer aniversario de la declaración de las fallas por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La Ciudad del Artista Fallero sería el gélido epicentro festivo para la celebración del primer aniversario de la declaración de las fallas por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Una celebración fría, tanto como la baja temperatura que no pasaba de los 4 grados en la tarde del sábado 2 de diciembre en la Ciudad del Artista Fallero, donde si no hubiera sido por la convocatoria de los más pequeños, quienes entregarían sus dibujos a cambio de una copia del diploma de la declaración, podríamos decir que acudieron más integrantes de Junta Central Fallera que falleros de comisiones.

El equipo de taller de Juanjo García se enfrentaba a las invernales temperaturas cumplimentando con ejercicio físico el alegórico cartel de Ibán Ramón en su versión más modesta; los pequeños más osados, envueltos en más capas que una cebolla, curtían sus manos entre barro, o afilaban los pinceles en los dos talleres dispuestos.
La tarde pedía a gritos un chocolatito con churros, algo que no podían ofrecernos en la barra o food trucks dispuestos.
Los más afortunados, disfrutaron a cubierto del desfile de indumentaria tradicional bajo el título “Vestir el patrimoni” y cuando ya nada se podía hacer contra la climatología, Bajoqueta Rock puso la nota musical en lo que podríamos considerar como un ensayo con público, a la espera de la presentación del libro “Falles, La festa dels sentits” y que por lo menos hizo entrar en calor a la Fallera Mayor y su corte.

El pequeño disparo dispuesto daría paso a la cremà de la falla más efímera de la historia, un trabajo siempre digno el de Juanjo García, a pesar los recursos crematísticos dispuestos para homenajear el leitmotiv de la fiesta, base primordial de la declaración de las fallas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

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PichiAvo concluyen la primera fase del mural
La celebración también serviría para ver la evolución del mural que los artistas Pichi y Avo están desarrollando en el escampado colindante con la avenida de los hermanos Machado.
Recubiertos también con prendas térmicas, los valencianos llevan cuatro días peleándose contra el frío, y ya tienen casi concluida la primera fase del proyecto. La base realizada del mural, más propia de los clásicos grafitis, será el fondo desde donde nacerá el dibujo de estilo más realista que acostumbran en sus trabajos y que les ha dado fama internacional.
Un trabajo que ha desatado la polémica por su presupuesto, 43.500 euros, aunque esta no es la cantidad que cobran los artistas, y que tampoco incluye el tratamiento del mural que lo pudiera proteger del deterioro. Una posibilidad que al parecer si estuvo sobre la mesa, pero que a pesar de la consideración internacional de los artistas, sería desestimada.