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La borrasca profunda explosiva denominada 'Félix' que viene haciendo de las suyas desde el pasado viernes, no pudo con el disparo de la Pirotecnia Tomás, quien volvió a dejar su sello ante un público entregado.

La borrasca profunda explosiva denominada 'Félix' que viene haciendo de las suyas desde el pasado viernes, no pudo con el disparo de la Pirotecnia Tomás, quien volvió a dejar su sello ante un público entregado.

El anemómetro, enemigo ancestral tanto de los artistas falleros como de los maestros coeters, está siendo demasiado protagonista en las últimas horas. A su girar y sus lecturas se dirigen todas las miradas en las horas previas al preceptivo disparo en la catedral de la pólvora, y en el día de hoy no podía ser menos. Por suerte para los benicarlandos, la explosiva fuerza de Félix se tomó un respiro al medio día, permitiéndonos disfrutar de un disparo clásico en su estructura y actual en su proceder.

El público congregado, en mayor medida que otros días, pudo sortear las diferentes trabas policiales a las que están condenados los valencianos estas fallas, principalmente en Ruzafa, donde vecinos y foráneos parecen estar sometidos a lo que podríamos denominar ‘estado de sitio fallero’ si circulan en horario de encendidos luminosos.
Destacó un año más la presencia de los seguidores de la empresa pirotécnica, llegados desde Benicarló.

La falla municipal sigue tomando forma, hoy ante la atenta mirada desde el balcón de su diseñador. Esperemos ver resultados en breve, más allá de la campaña de promoción.