Que cada palo aguante su vela. Con esta marinera frase resumiría la última asamblea de presidentes, principalmente en referencia al veredicto asambleario sobre las razones expuestas por la comisión de recursos. Incluso sugeriría que las próximas votaciones sean nominales y vinculantes.
De esta forma, y si a pesar de conocer las posibles consecuencias hay quien prefiere asumir un riesgo en nombre propio o de su comisión, que asuma responsabilidades, pero excluyendo al resto de sufragar un posible coste de dignidad y quizás económico, por querer ser más papistas que el Papa.
Con ello no quiero entrar a valorar las razones o “verdades” de unos u otros, simplemente recordar que con los antecedentes que se expusieron de anteriores “defectos de forma”, y que también indicaría el propio concejal, si la justicia tira abajo el acuerdo plenario, el ridículo está servido, pero además nos podemos encontrar que el culpable o culpables, ya que así han sido calificados antes de ser probado por la justicia, podrían solicitar en caso exculpatorio que se indemnice su honor. De suceder esto, propondría que fuesen los 57 votantes, los no firmantes de la comisión de recursos, y el vicesecretario tercero, Francisco Llago, quien ya tiene experiencia en dar su opinión y que posteriormente la justicia ordinaria contradiga su verdad, recordemos su opinión sobre el fallo de la comisión de recursos en el caso del presidente de Salamanca-Conde de Altea y la posterior sentencia exculpatoria, quienes acarren con las consecuencias.
Pero los falleros somos así. Sentencias que evidencian defectos de forma, denuncias admitidas a trámite, recomendaciones del Síndic de Greuges, no bastan, la "justicia fallera" está por encima de todo esto y entendemos que no urge convocar un Congreso Fallero donde poder subsanar o mejorar reglamentaciones y procederes caducos.
Esto nos lleva al segundo tema estrella de la noche, donde el fallero, desde su universo umbilical, sacó pecho en el momento que se puso en duda si el pulpo era o no animal de compañía, y se llevó la pelota del recreo al no jugar en la posición deseada. Donde dije digo, digo Diego, o recordando al gran Marx, si no le gustan mis principios tengo otros, tantos como las 129 aparentes pataletas por un quítame allá esas pajas, o si es mejor convocar un miércoles o un jueves. Flaco favor a la fiesta le seguiremos haciendo si seguimos con el “yoísmo” como única razón de peso.
Pero no se preocupen, la culpa siempre será de la prensa, y si no que se lo pregunten a la nueva directiva del gremio, que después de incendiar la calle poniéndose estupendos a costa de sus clientes, y cuya decisión supuso la dimisión de varios de sus directivos y el rechazo público de un buen número de agremiados, la culpa la tuvo el mensajero. Caso parejo al propuesto en el pleno, donde se propone vetar el acceso a la prensa mientras se filtran informes. Tiempo al tiempo.
Pero no crean, en estos días también hubo algo positivo. La Fallera Mayor de Valencia nos anunció que ya estamos en fallas, y lo hizo a mí entender con uno de los mejores discursos que escuché a los pies de las emblemáticas torres, y además, en la proscrita lengua valenciana. Esa lengua que se manipula posteriormente en textos, títulos de obras, apropòsits, nombres de fallas, e incluso en el colmo de la incultura en apellidos. Leer para creer…