Como ha cambiado todo. Ahora, por suerte, somos tropecientos los que estamos involucrados en esto de las fallas, los que apostamos por mantener la llama encendida, los que nos "partimos" el pecho por tener perfectamente informados a falleros y no falleros de lo que sucede en el colectivo. Lo que ocurre también, es que aquí todo el mundo se ha apuntado al carro, y no es porque no tengan derecho, porque lo tienen, lo que pasa es que somos tantos ya que todo se ha desbordado, incluyendo los entes oficiales que controlan todo esto. Y así nos va.
Desde el pasado año, los fotógrafos de prensa ya no tienen acceso al balcón del Ayuntamiento, han de hacer su trabajo desde pie de mascletà, las emisoras de radio tienen sus efectivos dispersados por diferentes estancias del edificio municipal y algunos redactores tampoco se les acredita para el balcón. Normal, porque si cada medio de comunicación tuviera acreditada y autorizadas la gente que necesita para cubrir esta información, no sería necesario que entraran más invitados, porque no cabríamos.
Por supuesto que hay mal de fondo entre los compañeros, pero no hay más remedio que asumir lo que está pasando, aunque con ciertos reparos. Personalmente pienso que habría mejores soluciones y que no hay derecho a coartar la información gráfica que se produce en el balcón a los principales periódicos y a las revistas especializadas. Soluciones, las hay, entre ellas el que esa información gráfica nos llegara desde el propio Ayuntamiento o desde JCF. Pero no es así, si queremos fotos, hemos de ir pidiendo favores, y eso no es de recibo.
Otro problema añadido es el que se nos plantea a la hora de acudir al centro para cubrir esa información, resulta que, debido a ese gran número de profesionales que estamos acreditados, el ridículo espacio que se nos asigna para dejar los vehículos está siempre ocupado y no hay forma de estacionar. Por otra parte, las ordenes que reciben los agentes que se encargan de controlar es tan confusa que nos toca cada día "pelearnos" con ellos y siempre dependemos de su benevolencia. Y eso tampoco es nada justo ni agradable.
Desde mi modesta posición, yo pediría un poco más de atención por parte del Ayuntamiento hacia los compañeros que trabajan cada día para divulgar la fiesta, porque en definitiva es un trabajo, su trabajo, y esto a pesar de que el que suscribe es uno de los que menos tendría que quejarse.