altEn el Especial Premios hablaba de la partida de un amigo en el editorial, “Cuando un amigo se va”, y la verdad es que titular y contenido han despistado a mucha gente, o al menos les ha cogido en fuera de juego. Y no me extraña, aunque pensándolo bien, no debería ser así.
Conociendo el momento político que vivimos, y próximos a unas elecciones municipales, el titular no era en parte lógico, sobre todo conociendo el cómo y el porqué. A un año de comicios y sabiendo lo que se juega, no era lógico que el mencionado amigo hiciera mutis por el foro sin más, con tan sólo un año por delante para terminar su gestión en la legislatura. Mi amigo en cuestión, que por cierto me “reprochaba” cariñosamente, eso sí, que le estaba echando o le había echado, a mi juicio, tiene motivos más que suficientes para haber tirado la toalla desde hace tiempo. Y no lo ha hecho, y por lógica, a un año vista, no podía abandonar en este momento.
Muchos han sido los rumores, y muy cercanos, los que apuntaban a una desilusión, a un posible abandono, y nosotros, almas de cántaro, estábamos convencidos de lo primero. Y lo estábamos porque han sido muchas las cortapisas que se le han puesto en el colectivo fallero como para mandar al cuerno la entidad y una parte de los que en ella están. Pero, claro, lo que su parte personal podría haber llegado a hacerle pensar, el profesional y el fallero le invitan a la reflexión y al sosiego. Otra parte importante es “la qui mana”, a quien nunca debe fallar por haber confiado en él para esta concejalía y alguna que otra más. Si, así es, me estoy refiriendo y me he referido al “presi” Crespo.
Los que estamos en esto de las Fallas hemos podido ver la ilusión con que este hombre llegó, el esfuerzo que ha realizado y lo poco que se le ha agradecido por parte de algunos que siempre esperaban la pieza tras la mata para disparar su artillería, pero lo malo no ha sido eso, lo criticable para mí ha sido el escaso respaldo de los demás dando su callada por respuesta a esas voces discordantes.
Por muy bendito que uno sea, por más paciente que el santo Job que se llegue ser, lógico también es que a uno se le hinchen las alforjas y tome dos caminos, el del pasotismo a la hora de promulgar mejoras evidentes o poner pies en polvorosa. Pero él no es de los que abandonan y eso nos alegra, y así lo deseábamos.
Félix no es un hombre de dar “cornás”. Él, habituado a la docencia, le gusta la explicación y la serenidad, de ahí la escasa respuesta a palabras incoherentes, que en determinados momentos llegaron a rayar la ofensa. Y eso duele. Uno puede llegar a equivocarse, porque todos tenemos derecho a ello, pero otra cosa es la persecución y el intento de desgaste paulatino.
Dicho esto, y tras conversaciones con el sujeto de esta controversia, en las que quedó claro este posicionamiento, así como las explicaciones pertinentes en el cambio de actitud que estamos apreciando en los últimos meses, estamos convencidos de que si la ocasión lo permite, léase seguir gobernado y seguir contando con la confianza de Rita Barberá, si gana las elecciones, tendremos presi para unos cuantos años más.
Todos confiamos en que con esta nueva generación de presidentes que están llegando a las comisiones, junto a los que siempre han estado ahí con coherencia, se pueda llegar a ententes para la mejora necesaria, adaptando la fiesta al momento y a las circunstancias que resulten en el día a día.
Si así ocurriera, porque lo otorguen las urnas, y Crespo tuviera la oportunidad de seguir presidiendo el colectivo, pienso que el proceder sería distinto y, aunque él no es amigo de fontanerías, las cosas podrían cambiar sustancialmente. En caso contrario y si “la jefa” o quien tome el mando, disponga para él otros menesteres, lo único que pedimos es que la persona que llegue hasta esta concejalía tenga por lo menos el mismo interés y amor por la fiesta que este hombre ha tenido y tiene, y sobre todo, experiencia dentro de comisiones, presidencias, asesorías, etc.
Para finalizar, les recomiendo la entrevista a cuatro bandas que esta redacción ha conseguido con el Sr. Presidente aprovechando el final de ejercicio y el inicio del próximo.