Para el repataleo de algunos, en la mayoría de las ocasiones somos los periodistas los que destapamos hechos o conductas, como también ocurre con vosotros, los falleros, que aprovecháis estos medios de difusión que ponemos a vuestra disposición para "denunciar" estas actitudes, lo que significa que los del repataleo nos "tienen ganas" por doble partida. Pero eso, aunque llega a ser a veces un tanto "delicado" para nosotros, es bueno para la fiesta, por lo que, en absoluto, nos afecta ese posible "distanciamiento" que pudiera surgir con quienes sufren el pataleo. Y no nos afecta porque somos honrados en lo que decimos, porque nos limitamos a trasladar la realidad y porque, en definitiva, es nuestro trabajo. Quieran o no los afectados.
Por todo lo dicho, quisiéramos que entendieran nuestra satisfacción por el trabajo bien hecho, por haber contribuido a dejar en entredicho algunos posibles malos hábitos o conductas y a llevar al "redil" a quienes las practican, porque con la verdad se va a donde haga falta y, hoy por hoy -ni nunca-, tenemos ni hemos tenido ocasión de faltar a una verdad ni tapar a nadie por agradecimientos de nada. Lo que también es cierto es que somos humanos, y con ello estamos abocados a las posibles equivocaciones, pero para ello están las rectificaciones a tiempo, aunque, hoy, después de 15 años, no ha sido necesario hacerlo en ninguna ocasión. Por algo será.
Y dicho esto, bueno sería que empezaran a aclararse definitivamente, y entre otras cosas, las relaciones entre artistas y comisiones para que de esa forma desaparecieran los problemas de última hora, que los artistas que practican el despiste y la falta de seriedad al plantar lo firmado desaparezcan de una vez de la fiesta, y que las comisiones que buscan lo imposible, que se den cuenta de que las cosas sólo tienen un camino: la seriedad y el buen hacer desde la firma del contrato. Ya sabemos que son pocos los casos que se suelen producir cada ejercicio, pero existir, existen y por lo tanto hay que proponerse la erradicación total, que tampoco es tan difícil.
Lo que también hay que intentar erradicar es a todos aquellos que tienen la virtud de crear constantes problemas que después repercuten en el colectivo, han de ser las propias comisiones las que se ocupen de quitarse de encima las lacras que pudieran llegar a tener y que deterioran una imagen de seriedad y trabajo practicadas durante tantos años. Hoy día ya no tiene lugar el feudalismo fallero, los cortijos ya desaparecieron y si queda algún "señor feudal", hay que mandarlo a otro sitio donde nada tenga que ver con nuestras fallas. Y eso es "faena" de los integrantes de las comisiones.

De nuevo la desgracia llegó a la fiesta
De verdad que es penoso tener que dar noticias como la que viene de sacudir al mundo de la fiesta. La desgracia se cebó esta vez en la pirotecnia con el agravante de dos muertes. Todo el mundo es consciente del peligro que supone fabricar artilugios pirotécnicos, pero también sabemos que las medidas de seguridad son realmente extraordinarias; aún así, de vez en cuando llegan las malas noticias y el luto sigue siendo una constante en el sector. Esta vez fue Zamorano Caballer quien sufrió las consecuencias del riesgo con los fallecimientos de un gran hombre de la pólvora como ha sido Rafael Terol, tan apreciado y respetado en el colectivo fallero, y de Juan Rogelio Estarlich. Un hecho que llega justo en el momento en que se estaba preparando un homenaje al empresario por sus años de actividad y por su exitosa trayectoria. Penoso y lamentable. Vaya desde aquí nuestro más sentido pésame tanto a las familias como a los amigos de los fallecidos, así como nuestro apoyo en este duro momento.

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