Centrándonos en nuestra fiesta, y tras haber asistido y resistido dos horas de tortura dialéctica, he de señalar mi absoluta preocupación por una gran parte de las propuestas que alguno de ellos se atrevió a lanzar y con las que pretenden gobernar si ganan las elecciones municipales. Ni repajolera idea de lo que es el mundo de la fiesta, de su funcionamiento y menos aún de sus problemas.
Con ese panorama ya se pueden ustedes imaginar el resultado de un coloquio donde los partidos más votados se regodeaban con sus propuestas frente a un tercero que navegaba en aguas desconocidas y ponía a "huevo" las intervenciones de los compañeros de mesa.
Por otra parte, entre los otros dos partidos mencionados, parecía existir un pacto de no agresión, de alabar las respectivas propuestas, incluyendo alguna que otra flor, y tan sólo permitiendo algún inocente reproche que después justificaban con intercambio de gestos de complicidad y sospechosas sonrisas.
Para colmo, las intervenciones de los asistentes fueron "pasadas de mantequilla" sin un ápice de ingenio y carentes de inteligencia. Alguno, incluso, pronunciándose, con alevosía incluida, en su intención de voto y otro, el vecino de Sueca-Literato Azorín, arrimando el ascua a su sardina como si las fallas fueran la única fiesta en el mundo que produce molestias y que impide aparcar el coche en el garaje durante los días de su celebración.
Nadie hizo mención a lo que los falleros son capaces de generar, en fiesta y en dinero, en lo que se aporta a las arcas municipales que luego ellos se ocupan de gestionar, tan sólo en cómo administrar el "pastel" y menos en reconocer que las migajas que se recibe en subvenciones representan un ínfimo porcentaje a la inversión que se realiza.
Pero qué le vamos hacer, los políticos son así, esperemos que la labor iniciada por este equipo y las propuestas coherentes que llegaron o lleguen desde cualquier partido se conviertan en realidades y que así el colectivo fallero pueda seguir mejorando.

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