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El maestro se centró en sus composiciones más actuales, aquellas dedicadas a Miguel Hernández en homenaje al centenario de su nacimiento. Con los versos interpretados por el cantautor, el espíritu del gran poeta oriolano impregnó cada uno de los rincones de Viveros. Casi todas las canciones estuvieron acompañadas por imágenes proyectadas en una pantalla que hacían viajar en el tiempo, fotos en blanco y negro, portadas de periódicos de la posguerra y evocaciones a tiempos difíciles.

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El Noi del Poble Sec demostró que está en perfecta forma física; que sigue siendo uno de los grandes del panorama musical español, que cada vez tiene más seguidores y que cuenta con un público fiel que acude a sus conciertos para disfrutar de las mejores composiciones, de canciones que tocan el alma. El propio Joan Manuel fue el que recogió en un par de ocasiones las rosas rojas que algunos asistentes le acercaron hasta el escenario.

Se nota que Serrat se siente como en casa con el público valenciano; la de ayer era una parada obligatoria para poder disfrutar de la personalidad de este artista que llena el escenario con su presencia. Con un "sigueu feliços" se despedía de sus incondicionales seguidores y de nuevo en Viveros el silencio se convirtió en un caluroso aplauso hacia el artista.

Fotos: Josep V. Zaragozá