Atuendos diversos para ocasiones determinadas. Un traje cruzado, largo, multirayas, gasas, cuadros, un blazer nuevo, o el elegante trench. Todos ellos firmados por algunos de las grandes gurús de la moda. Gianfranco Ferre, Alexander Mc Queen, Donatella Versace, Coco Chanel, Giorgio Armani, Jean Paul Gaultier, Dior, Olga Piedrahita, o nuestro inigualable Francis Montesinos. Pero cualquiera de estos grandes diseñadores tiene claro que sus grandes apuestas por la moda, por la alta costura, o por una simple prenda del más cercano de nuestros queridos mercadillos, sólo lucirán en todo su esplendor si se tienen los complementos adecuados.

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Lógicamente nuestra moda, nuestra indumentaria valenciana, no puede quedarse atrás. Año a año nuestros indumentaristas, al igual que nuestros grandes diseñadores de alta costura, aportan lo mejor de su oficio, lo mejor se sus manos, con el fin de que tanto hombres como mujeres luzcamos impecables en las grandes citas, pero todo su trabajo quedaría diluido sin ese complemento adecuado, sin ese toque de glamour que será la guinda final a nuestro gran pastel de gallardía. Ese look definitivo lo podemos comprobar en nuestra centenaria Feria de Julio, y en particular en su acto culminante, la Batalla de flores.A ella y luciendo sus mejores galas, acuden cada año las mejores embajadoras de la fiesta fallera. Todas ellas dispuestas a compartir una tarde inolvidable, un acto que guardaran siempre en el recuerdo. Y con ellas llega uno de los complementos más particulares de los últimos años, la raqueta. De tenis, bádminton, squash o frontón, de cabezas dispares y empuñaduras diferentes. Grandes o pequeñas, a elegir por su portadora, aunque el agarre de esta será lo menos importante en este caso. Lo que verdaderamente prima son los complementos, el tuneado vamos, ese toque de glamour que hace personal el complemento.

A ellas nos acercaremos con una pequeña muestra de las vistas en la pasada edición de la Batalla de Flores 2011.

En nuestra galería de imágenes podrán admirar la dedicación y trabajo que se le presta hoy en día a este complemento personal e intransferible. A juego con el damasco, con los ojos de la propietaria, o en simple interpretación artística. Con las iniciales entrelazadas, o bordado el nombre en bellas cintas. Dignos trabajos a buen seguro de un posible y competido concurso de originalidad, riqueza y alguna muestra propia del más clásico estilo "coentor" de la tierra. ¿Se atreven a ser jurados?