Francisco López Albert, el 'Pacolo' de los tres máximos galardones en la máxima categoría fallera, de tres más en la sección infantil, y de cuatro Ninots Indultats, ultima en estos momentos una nueva etapa en su trayectoria profesional.

Más de veinte años de profesión donde todavía resuena aquella primera gran ovación por el primer premio logrado en 1993 para los infantiles de la Plaza Obispo Amigó-Cuenca, o el último en 2010, y que contra todo pronóstico levantaría por tercera vez en su Convento Jerusalén de adopción con aquel “Rumbo al paraíso” y cuyo lema pareció ser una nefasta paradoja del destino.

Tras aquel sorprendente éxito, Paco López anunciaba su retirada de las grandes plazas. Después de diez años en Convento Jerusalén-Matemático Marzal se cerraba una etapa con el broche de oro que da máximo galardón fallero. Dos años después, ese idílico "Rumbo al paraíso" se ha transformado en un largo caminar por el desierto. Fallas como Oltá-Juan Ramón Jiménez, Grabador Esteve-Cirilo Amorós, Centro de Denia, o San Vicente- Periodista Azzati son quizás las muescas más dolorosa de su exitosa trayectoria.

Pero a pesar de este pesado lastre, su nombre siempre debe estar unido principalmente al de "La Sirenita" "La marciana junta-globos" "Homenage a Sorolla" o “Concha Piquer: Lección de canto”, cuatro Ninots Indultats, dos infantiles y dos mayores, que quedan para siempre en la historia de las fallas como aquel “Encantaments” primer gran éxito en la categoría adulta. La siempre recordada como una de las mejores fallas de la historia “Els descobriments del dihuit” o su más reciente éxito “Rumbo al paraiso” entre otros muchos trabajos de ejemplar ejecución.

Un palmarés de gran artista, inalcanzable para la gran mayoría, y que confiamos podrá tener su continuidad en breve. Ahora toca limpiar el taller, afinar los pinceles, y mirar con la objetividad necesaria como encarar un futuro que nos permita al resto de mortales volver a disfrutar de unas manos nacidas para las Fallas.