Braulio okSí, por fin concluyó ese largo peregrinaje que ha recorrido esta fiesta nuestra desde que se canceló por causa de la pandemia. Un camino en el que hemos sufrido todo tipo de trabas a lo largo de ese año y medio que tan extenso se nos ha hecho.

Estos dieciocho meses han servido para demostrar a los valencianos, al resto de españoles y al mundo entero la perseverancia, el amor por una causa y lo cívico que se puede ser cuando existe una motivación tan grande. Un ejemplo del que deberían tomar nota muchos otros y tenerlo en cuenta a la hora de tanta crítica motivada por el desconocimiento y la animadversión.

No podemos dejar de recordar ese marzo de 2020 en el que, a punto de iniciar los días grandes de las Fallas, llegaba el comienzo de esta maldita pandemia, lo que suponía recogerlo todo y volver a casa. Puesto que la situación exacta de lo que vendría se desconocía, nadie pudo llegar a pensar en aquellos momentos que conllevaría tantos problemas y tanto peligro para nuestra salud.

Gracias al apoyo de distintas instituciones, al esfuerzo de los sectores productivos de la fiesta y a las buenas decisiones que se han estado tomando desde la jefatura, la espera nos ha llevado a una realidad que acabamos de vivir.

La Cremá del día 5 de septiembre supuso algo más de lo que muchos creen. Nos hemos conocido mucho más, hemos sacado lo mejor que había dentro de cada fallero y hemos sentido que, en general, se nos aprecia y respeta.

Cuánto esfuerzo, cuánta voluntad por parte de todos y cuánta admiración. Ni una sola llamada de atención en tantas demarcaciones. De verdad, todo un ejemplo.

Y si mal ya se había pasado a lo largo de estos 18 meses, solamente nos faltaban los problemas que llegaron con la dichosa Dana y su tormenta, que a punto estuvo de causar desgracias personales. El agua y el aire puso en jaque a muchas fallas, algunas de las cuales arruinó íntegramente y otras sustancialmente.

Tampoco faltaron, aunque han sido pocos los ejemplos, los indeseables que, aprovechando la noche, causaron destrozos a fallas y ninots de sus bases. El vandalismo es una lacra de las que las fallas este año no se salvaron.

Circunstancias hubo para poner en debate y hablar, y esa es otra de las consecuencias de que la fiesta haya, de nuevo, echado a andar.

Llegó el momento, y con más o menos problemas, se quemó todo lo plantado. Ello nos permitió el día 6 empezar a pensar sin quebraderos de cabeza en las Fallas del año 2022, que ya están a la vuelta de la esquina.

Y por supuesto, enhorabuena a todo el mundo de las Fallas, en especial a aquellas comisiones que obtuvieron premio, tanto en infantil como en mayores.

Las Fallas continúan.