A las 14.00 horas, con una atenta luna nueva en el centro de la plaza, el Algarrobo se ajustó el casco verde, y las Falleras Mayores de Valencia pronunciaron en conjunto el famoso “Sr. Pirotècnic….”
A partir de ese instante la pólvora sería la protagonista, y la empresa ubicada en Beniel, aunque de origen oriolano, comenzó el repertorio dispuesto. Una reiteración de disparos, entrecortados y dispersos, que concluían con un doble terremoto digital, que eso si, hizo mucho ruido.

En el balcón, como en la mascletà del día, mucho ruido y pocas nueces. Las nueces de la presumible ética democrática y profesionalidad, y la realidad del ruido de sables electoral. Una vez más, y como ya es una constante en Ca Ribó, sólo ejerce el derecho a la información a quien le dejan, poniendo constantes impedimentos al derecho constitucional del resto. Ni desde el gabinete de prensa municipal, ni mucho menos desde la extinta delegación de medios de JCF, un ápice de sentido común para facilitar, me reitero, el derecho a la información que en principio tienen por nuestra Constitución garantizado.

Ante la situación, y aprovechando las alturas, les mostramos algunos detalles de la evolución de la falla municipal.