Tras una intensa jornada repleta de aditamentos festivos que sumaron pólvora, música y sentimiento fallero, la Crida desde las Torres de Serranos puso el broche a la llamada a la fiesta que Valencia hizo al mundo entero. Llegas las Fallas, y la ciudad tomó el pulso al mundo de la fiesta de forma única.

A media tarde, música de ambiente con los temas más conocidos del momento y grandes clásicos amenizaron una larga espera mientras la riada de gente iba concentrándose alrededor de las Torres de Serranos; una geografía humana de parkas y polares de colores, blusones y pocas personas ataviadas con las galas tradicionales valencianas. Los manteos y bailes de estandartes acostumbrados se entremezclaban entre el botellón, tan inevitable como reprobable en un acto de las características de esta llamada a la fiesta.

Entradas ya las 19 horas de la tarde, en el acceso posterior a las torres comenzaba el movimiento. Los ediles del consistorio no faltaron a la cita. Es año electoral y se dejó notar. Y a los concejales siguió el alcalde, Joan Ribó, quien junto al responsable de Cultura Festiva, Carlos Galiana, esperaba a las Falleras Mayores y cortes de honor. A esta espera se incorporaría también el president de la Generalitat, Ximo Puig.

Llegaban las cortes de honor, sonaban los aplausos, y tras ellas los coches con las Falleras Mayores de Valencia. Paula Nieto eligió para la Crida una seda estrecha San Nicolás en Azul Medianoche, metal plata y flores combinadas a tres colores, confeccionado por José Polit de En hilos de seda. La pequeña lucía las peinetas en plata grabadas a mano con dibujo exclusivo del Taller Flor d’Aigua.

Laura Mengó Hernández, por su parte, eligió un lampazo de seda de nombre Laura en color Platino de Compañía Valenciana de la Seda. El traje, confeccionado por Segles Indumentaria Valenciana, cuenta con manteletas de Artesanía Viana. Laura llevó el cancán modelo Mireia de Margarita Vercher y las peinetas del Taller Flor d’Aigua, un modelo exclusivo con el escudo de Valencia.

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La Fam Teatre fueron los encargados del espectáculo de la Crida, que incluyó un videomapping y un piromusical que se disparó desde detrás de las torres de Serranos y desde el cauce del río.

Una vez, concluido, se inició el núcleo gordiano de la jornada, los discursos de las Falleras Mayores de Valencia. Previamente, el alcalde Ribó se dirigió a los asistentes con un preámbulo en el que se hizo referencia a la tradicional entrega de las Llaves de la Ciudad a las máximas representantes.

«Y tú, Paula, ¿qué quieres ser de mayor? ¿Yo? Fallera». Esta era una de las frases que dejó la alocución de Paula Nieto a los miles de personas que la escuchaban.

«Hagamos que el ruido de la traca y los petardos sea el único que se oiga en el mundo, porque los niños y niñas somos portadores de paz y ese es el deseo que quiero lanzar. Que reine la armonía y la tranquilidad y que continuemos siendo una fiesta acogedora y ejemplar», dijo.

«Mi Corte de Honor y yo queremos invitaros a disfrutar de los pequeños placeres de la vida que nos dan las Fallas, de la amistad, de las meriendas en el casal, de las noches de ronda. Porque, allá donde hay un fallero, el corazón planta una falla, y ese es el mejor premio. Es plantar, es quemar, es completar el ciclo que tan felices nos hace».

Indicando a los infantiles que son futuro, pero también presente, concluía Paula, dejando el micro a Laura Mengó, que se dirigía acto seguido al mundo fallero.

«Valencia despierta a la fiesta, las Fallas se abren en el mundo y la magia inunda las calles de nuestra ciudad que lucirá esplendorosa, rodeada en sus mejores galas. Galas que se verán reflejadas en la riqueza de nuestra indumentaria, la esencia de la pólvora, el magistral trabajo de los artistas falleros, la armonía de las bandas de música, el color y el perfume de las flores, el legado de nuestra cultura, folclore y tradición y cómo no, de la inmensa devoción que sentimos por nuestra Geperudeta, la Virgen de los Desamparados, y por el patrón de las Fallas, Sant Josep». Así se expresaba Laura en el inicio de su discurso.

La Fallera Mayor de Valencia pidió que los valores del colectivo fallero hagan que las Fallas sean «un modelo de inclusión, solidaridad, tolerancia, pluralidad y hermandad». Una hermandad que es estandarte «y que queremos expandir a cada lugar del mundo donde hay un conflicto e impregnar así de paz cada rincón. Que hoy sea también un llamamiento a la esperanza para toda la buena gente que sufre la guerra. Que nuestras voces se eleven en una sola para hacerles llegar nuestro aliento».

«Fallero se es los 365 días del año». Este fue uno de los últimos mensajes de Laura Mengó antes de concluir exclamando el tradicional ‘vixca Valencia i vixquen les Falles’.

Con la visita a la Real Basílica y ofrenda a la Virgen de los Desamparados concluyó la jornada.