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La política vuelve a entrar de lleno en el panorama festivo al acusar Pere Fuset de mentir al anterior equipo de gobierno por no haber hecho nada en referencia al Museo Fallero, olvidando que presentará a Patrimonio el trabajo encargado en su momento por Francisco Lledó.

La política vuelve a entrar de lleno en el panorama festivo al acusar Pere Fuset de mentir al anterior equipo de gobierno por no haber hecho nada en referencia al Museo Fallero, olvidando que presentará a Patrimonio el trabajo encargado en su momento por Francisco Lledó.

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Que la política debe estar al margen de la fiesta es algo que hemos escuchado en infinidad de ocasiones por parte del estamento político, aunque la realidad como sabemos es bien distinta a lo que predican habitualmente. Prueba de ello se volvería a constatar en el día de ayer con el Museo Fallero como excusa.

Mentiras y falsas verdades
El Pleno municipal del Ayuntamiento de Valencia aprobaba ayer por unanimidad remitir a la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Conselleria de Cultura la solicitud para obtener el reconocimiento como Museo del Museo Fallero. Una aprobación que ya nos adelantaba en las redes sociales el Concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, quien informaba el pasado 25 de abril del acuerdo de la comisión de cultura a propuesta de la concejalía, y “que junto al plan museístico -trabajado por el estudioso de la fiesta y director de museos festivos, Gil-Manuel Hernández- completan el expediente necesario para la petición ante la conselleria que esperamos pueda resolverse positivamente durante la primavera”. Una información que venía precedida de una puntualización con marcados tintes políticos: “Una de las asignaturas pendientes después de años de desidia en inactividad”.
En el día de ayer, y en una nueva interacción político-festiva, Fuset se explayaba nuevamente con otra frase lapidaría, insultando o descalificando a los populares como mejor se quiera entender, dándose así un baño de masas en las redes sociales: “Lo que no ha hecho el PP en décadas, lo hemos trabajado en meses. Y aún tenían la cara dura de mentir con su ‘estamos trabajando en ello’”.

Un detalle, el de calificar de “embusteros” al anterior equipo de gobierno, que refería también en el pleno de ayer a pesar del voto favorable del Partido Popular, quien incluso desestimó en un principio su posibilidad de réplica por el citado voto favorable, al indicar el concejal de Cultura Festiva en su función de portavoz de Compromís: “el anterior equipo municipal manifestó en numerosas ocasiones que estaba trabajando para que la Conselleria de Cultura regularizara el Museo Fallero y lo incluyera dentro del catálogo museístico, pero todo era una mentira. A pesar de una propuesta de acuerdo de 2012, el PP no había hecho nada y no era tan difícil, porque para el pleno reconocimiento del Museo Fallero tan solo hacía falta nombrar un director, establecer un plan museológico y presentar la solicitud a la Conselleria”, estableciéndose el preceptivo rifirrafe dialéctico con el concejal del grupo popular Félix Crespo quien le indicaría a Fuset que “no tiene que dar lecciones respecto al museo, sino empezar a buscarle un nuevo emplazamiento digno de su importancia. Nuestro trabajo ha permitido que sea el más visitado de la ciudad. Además, si el director que han escogido escribió hace ya tiempo un catálogo razonado del Museo es porque había un trabajo detrás que permitía reconocerlo como tal”, refiriéndose Crespo al libro “L’Indult del foc” coordinado por el actual Director de Museos Festivos, Gil-Manuel Hernández, y que se realizó con cargo al Ayuntamiento de Valencia.

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Antecedentes
Innegable es que el reconocimiento al Museo Fallero es importante para su difusión e inclusión en el recorrido oficial, que no oficioso pues en este ya se encontraba, pudiendo aspirar a las siempre deseadas subvenciones. Un hecho que no ha impedido que paradójicamente sea “el máximo exponente de la cultura fallera y uno de los más visitados de la ciudad” como reconocería el propio Fuset.
En sus dos décadas de existencia el Museo Fallero es comparable en número de visitas al IVAM, a pesar de ello para el concejal de Cultura Festiva no tendría recato en considerar que “no es más que un almacén de ninots”.
Una descripción que ya utilizara tiempo atrás el actual Secretario General de Junta Central Fallera, José Martínez Tormo, quien así lo definía según artículo de El Mundo en la última precampaña electoral, viniendo según parece esta expresión de su experiencia al participar con sus compañeros de la Associació d’Estudis Fallers (AdEF) en la divulgación de lo expuesto en el Museo después las visitas guiadas gratuitas al Museo Fallero con motivo del Día Internacional de los Museos.

¿Errores del pasado a cargo del dinero público?
Una entidad la Associació d’Estudis Fallers que con su entonces presidente como coordinador al frente, el integrante de la sectorial de Fallas de Compromís y actual Director de Museos Festivos, Gil-Manuel Hernández, son autores del Catálogo Razonado de la Colección de Ninots Indultados del Museo Fallero “L’Indult del foc” una obra de dos volúmenes en su origen y que posteriormente sería tres los editados en 2002, 2003 y 2005, así como de la Guía del Museo Fallero. Autores por tanto y según el actual Secretario General de JCF de las únicas publicaciones realizadas con cierto rigor sobre la colección de ninots. Un catálogo razonado y subvencionado en su totalidad por el Ayuntamiento de Valencia, pero que a pesar de su coste, no tuvo el rigor o metodología necesaria o deseada para el devenir futuro del Museo.

Un detalle aparentemente sin importancia, y que actualmente oculta extrañamente el concejal, es que el coordinador de la obra y actual Director de Museos Festivos en la actualidad, Gil-Manuel Hernández, no realizaría hace 14 años como tampoco ha hecho ahora por mucho que diga el concejal y presidente de Junta Central Fallera Pere Fuset, lo que verdaderamente es importante y necesario para el reconocimiento citado, primero que nada por no estar capacitado para ello. L’Indult del foc es una obra interesante, pero visto en el tiempo quizás hubiera sido más lógico que fuera financiada de forma privada en lugar de a cargo del erario público, ya que el trabajo al margen de la entretenida lectura, para tener un verdadero cometido o funcionalidad en el fin público perseguido y no sólo el ego propio de los firmantes, debería haber contemplado la catalogación e inventariado de estos bienes culturales acorde a la legislación vigente. Un hecho que deberían haber pensado en 2002 quienes aquella subvención pidieron, y que ahora parecen recordar en boca del concejal, que no se ha hecho nada en estas dos décadas, sin mirarse quizás intencionadamente sus propios ombligos.

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Troles & Mentidetes
No sé si esto lo incluirá el concejal en su interpretación de sus Episodios Nacionales de “Troles & Mentidetes”, pero más allá de las alabanzas lanzadas por el regidor hacía Gil-Manuel Hernández, la realidad de esta catalogación e inventariado en base al Sistema Valenciano de Inventarios exigida, sería encargada y pagada a cargo del consistorio por el anterior equipo de gobierno en materia festiva encabezado por Francisco Lledó. No dice por tanto según parece, toda la verdad el señor Fuset cuando afirma lo que afirma tanto en el pleno como en las redes sociales.

Un trabajo el encargado por Lledó y desarrollado por profesionales reales del ramo, consistente en 260 fichas según modelo determinado por la conselleria, donde se describe la información, explicación, estado, medidas, datos detallados en general que definen cada ninot, cada cuadro, y cada cartel expuesto en el Museo Fallero. Algo así como la filosofía aparente de los tres volúmenes citados anteriormente que le fueron subvencionados a la AdEF, pero esta vez a mucho menor coste, con rigor profesional, y con un objetivo determinado como era el reconocimiento como museo del Museo Fallero. Un arduo trabajo que llegaría a la concejalía hace ahora aproximadamente un año, heredero de aquel acuerdo de 2012. Por ese motivo el pasado 3 de junio, y coincidiendo con la entrega de los ninot indultats de 2015, el concejal de Fiestas y Cultura Popular en funciones, Francisco Lledó, indicaría a las puertas del Museo Fallero que ya estaba casi finalizado el proceso para el reconocimiento museístico de lo expuesto en el antiguo convento de la Casa Misión de San Vicente de Paul. Un trabajo que han aprovechado ahora desde la Concejalia de Cultura Festiva, como bien podía haber hecho hace nueve meses, incluyéndolo en la solicitud remitida a la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Conselleria de Cultura para obtener el citado reconocimiento.

Es entendible que el concejal de Cultura Festiva Pere Fuset quiera justificar la contratación de los correligionarios de su partido. Es algo totalmente humano que uno defienda a los suyos a pesar de que pudieron haber tenido algo más de miras en aquel trabajo que podría haber sido más productivo, logrando por ende con anterioridad la calificación.
También quiero que se entienda que no será quien esto suscribe, quien vaya a defender ahora la gestión del anterior grupo de gobierno, a quienes critiqué abiertamente cuando así creí oportuno, pero al Cesar lo que es del Cesar. No es de recibo que se presuponga que el número de “retweets” o de “Me Gusta”, o las frases altaneras en un pleno, conlleven obligatoriamente a quien las dice estar posesión de la verdad absoluta.
Contrastar es más sano, y no es nada descabellado pensar que la objetividad es más fácil encontrarla desde la independencia, que de las notas de prensa oficiales, vengan de donde vengan, y se publiquen donde se publiquen vía copy/paste.

¡A trabajar!
Ahora lo importante es recibir la calificación de Colección museística, o de Museo, “quant més sucre, més dolç” y realizar algo de lo que también requiere la calificación, no sólo esos tres puntos que citaba Fuset, me refiero a un presupuesto consecuente con lo reclamado, una inversión que permita divulgar, actualizar, conservar, preservar, y principalmente dotar de mayor espacio al Museo Fallero.
Tiempo habrá de ver si esta nueva realidad acaba generando no sólo disputas políticas, sino un Museo de reconocimiento internacional cuyos beneficios sean tales que acaben reportando a las arcas públicas suficiente dividendos para acordarse de paso de las comisiones falleras, que no dejan de ser con el dinero de sus falleros, los verdaderos Médicis de lo allí expuesto.