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La centenaria empresa aragonesa deja en la plaza una sinfonía de fuego en estado puro.

La centenaria empresa aragonesa deja en la plaza una sinfonía de fuego en estado puro.

La climatología sigue siendo la preocupación en la plaza. Con una floja entrada las Falleras Mayores de Valencia y sus cortes saldrían al balcón con algún que otro paraguas entre los privilegiados inquilinos de la casa consistorial.
A pie de plaza, la Teniente de Alcalde y concejala Delegada de Bomberos, Policía y Protección Civil, Anaïs Menguzzato, así como la nueva responsable de Cultura Festiva, Fallas y Tradiciones del grupo socialista, Pilar Bernabé, no perderían detalle de lo que acontecía.

Entre saludos y sonrisas de las Falleras Mayores y sus cortes, a los incondicionales no les pasaría por alto el cumpleaños de la máxima representante de la fiesta, y así se lo hicieron saber cantándole a pie de balcón el tradicional “Cumpleaños feliz”. A partir de ese instante comenzaría la selección de temas musicales a los que ya nos acostumbraron el pasado año, y que en esta ocasión habría cuña publicitaria incluida de la radio autonómica. Todo parece indicar que la ‘playlist’ al gusto de la concejalía, seguirá siendo la tónica predominante en la plaza, pero ahora con convenio incluido para la teórica promoción de grupos y cantantes valencianos, aunque como ya hemos podido comprobar o escuchar, hay cantantes o grupos valencianos que casualmente no suelen aparecer en estas selecciones, mientras otros se repiten hasta la saciedad por mucho que la plaza quede tan fría como la climatología.
Una lista de reproducción que quedó curiosamente enmudecida de forma tajante, con la voz de la Fallera Mayor de Valencia para dar paso al disparo del día.

Quienes ya peinan canas recordaran el nombre de la pirotecnia Zaragozana como uno de los grandes exponentes de la pirotecnia en la Valencia de hace un par de décadas. Una empresa solvente y siempre cumplidora en sus disparos. Su estreno en la plaza, más ‘valencianizada’ que nunca, volvió a recordar a los grandes disparos de antaño.
Un disparo rítmico e ‘in crescendo’ de corte clásico, elegante y contundente. Una mascletà de libro, e impecablemente ejecutada. Incluso la falta de viento mejoró el resultado final dejando en la plaza ese aroma que emborracha al buen catador de pólvora.

El público congregado no tardaría en abalanzarse a la puerta de la jaula para dar el merecido aplauso a los responsables del disparo.