BraulioDebido a la celebración de las Hogueras de San Juan en Alicante, el cierre de la edición del número de este mes de julio lo adelantamos unos días, por lo que no nos es posible conocer los resultados de las negociaciones entre el PSPV y Compromís, en cuanto a cómo va a quedar conformado el gobierno del Ayuntamiento de Valencia.

Todos conocemos la noticia de que las reuniones se van alargando en el tiempo puesto que, parece ser, los acuerdos definitivos no llegan a cuajar. En el momento de escribir esta columna  (21 de junio), las noticias que llegan no son demasiado halagüeñas, porque en declaraciones a los medios Ribó ha reconocido que las negociaciones entre su coalición, Compromís, y el PSPV, para la formación del nuevo gobierno local “tienen algún problema”.

El Sr. Alcalde, entre otras cosas, parece ser que no ve claro lo de la vicealcaldía que reclaman los socialistas y piensa que eso “no es una cuestión asumible”. Compromis no contempla gobernar en solitario y su opción es hacerlo en coalición, pero no a cualquier precio.

Con este panorama, donde todo son comentarios sin más, lo que interesa al colectivo fallero es conocer el nombre del concejal o concejala que asumirá Cultura Festiva. Ya se sabe que esa concejalía es una perita en dulce y que todos buscan llegar hasta ella, tanto los concejales de Compromis, que parece ser hay más de uno que la quiere, como los del PSPV, que también esperan esa opción.

En este momento y con estas perspectivas, cogemos camino para la ‘terreta’ sin tener soluciones definitivas. Tenemos claro, al menos es lo que deseamos, que las conversaciones seguirán en los días venideros y que a la vuelta nos encontraremos con el problema resuelto, con lo cual, esta editorial, que se incluye en la revista y que estará en los quioscos a final de la semana próxima, habrá quedado obsoleta.

Siete concejales por parte del PSPV y diez por Compromis. La diferencia no es tan grande y en función de ello hay que valorar mucho por parte de ambas formaciones.

Los falleros buscan que la persona que se determine para ocupar el puesto que rige las Fallas sea alguien que conozca y que ame la fiesta, que no venga con imposiciones que produzcan problemas para el colectivo y que su entrega sea sin condiciones.

Cuatro años de enfrentamientos no deben de tener continuidad, y si no hubiera cambios en la concejalía en cuestión, la actitud del concejal debería dar un giro importante para allanar la convivencia y trabajar consensuando con los verdaderos protagonistas: los falleros.