Y me repatea, no por el concepto político aludido, si no porque el gran núcleo que forma el colectivo está formado generalmente por gente trabajadora que lo único que le preocupa es su familia, su trabajo y sus fiestas, entre otras cosas, y se despreocupa de radicalismos que no levan a ninguna parte. Quiero suponer que el concepto de derechas lo tienen porque su grupo no debe de contar con demasiados adeptos en el colectivo, digo yo, o porque su asesor, el arquitecto artífice, según el Sr Morosoli, de la prohibición, es el punto de mira de los falleros de Sueca- Lierato Azorín, a los que llamó fascistas en el momento de abandonar su domicilio en compañía de su esposa camino de una nueva residencia por algunos días, con el fin, según estos falleros, de desaparecer y evitar las posibles demandas de negociación.
No veo otra posibilidad, a no ser que la concejala y su grupo relacionen la presidencia del ente fallero con el grupo político al que pertenece. Si fuera así, poco interés se han tomado en conocer las constantes alegaciones que llegan desde el colectivo por contar con una presidencia autónoma sin vinculaciones políticas.
Y es que la clase política en general pasa un poco de esto de las fallas, de hecho cuando ocurren cosas como estas, no apreciamos un esfuerzo desmedido por "echar un cable" en la solución del problema, tan solo alguna declaración superflua. Pocos políticos vimos en Sueca apoyando a los falleros, tan solo uno, el único que vive las fallas incluso fuera del cargo que ocupa, y lo vimos cuando realmente se necesitó, porque cuando surgió el problema, en vez de salir a hacer el "paripé" con declaraciones "chorras", cogió el "toro" por los cuernos y se puso a investigar en la Ley para buscar una salida acorde, y no solo la encontró, si no que, esperamos, haya dado con la llave para que los intolerantes no puedan atentar contra unos derechos que a base de trabajo en tantos años se ha ganado el colectivo. No sabemos si Félix Crespo repetirá en el cargo de presidente de Junta, lo único que pedimos es que el partido que gane las elecciones, que se piense muy bien a quien va a destinar en la concejalía de fiestas, y por lo tanto en la presidencia de JCF, porque el colectivo necesita de gente que ame las fallas y se vincule a ellas.
No hace tanto tiempo que nuestra revista publicó un estudio económico del cual se desprendía los beneficios que suponen las fallas para muchas familias valencianas, para el comercio en general y para las arcas municipales, si eso no es motivo suficiente para ser pacientes con las molestias que se ocasionan en esos días de fiesta, pues que venga Dios y lo vea.