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EDITORIAL

Braulio Torralba

Cuando todo el mundo reclama mayor información a fin de potenciar la difusión de las Fallas, cuando estamos a punto de que la fiesta sea reconocida en el mundo entero como Patrimonio de la Humanidad, de repente surge un intento de censura que pretende sacar a los periodistas del pleno de Junta Central Fallera a fin de que no podamos difundir lo que allí se trata.
¿Se pueden imaginar ustedes el Congreso de los Diputados sin los medios de comunicación? ¿Nos podemos imaginar un Gobierno sin un testigo
como es al fin y al cabo el medio de comunicación? ¿Quién nos informaría de lo que se cuece en todos esos sitios? Sería un caos total, puesto que cada uno arrimaría el ascua a su sardina y nos encontraríamos con una
información desfigurada por completo.
La propuesta de un delegado pretende que el pleno contemple esta posibilidad, la de tirar a los periodistas a la calle, y se vote. ¿Se imaginan que hubiese muchos con el mismo pensamiento? Las sillas de los medios de comunicación estarían vacías en los plenos, en las asambleas y en todos los actos que organizara la Junta, teniendo que limitarnos a publicar lo que nos quisieran contar.
No sé si esto fue debido al miedo escénico a expresarse en público, como ya se apuntó, a una ideología trasnochada, a una cuestión de animadversión a los medios, o simplemente a una forma de hacerse notar. Lo cierto es que habría que preguntarse qué podría pasar si eso sucediera, si los medios no fueran testigos del quehacer diario de la fiesta para poder trasladar la información al resto de colectivo y a los propios valencianos.
Yendo más lejos, nos da en la nariz que también podría ser una especie de “vendetta” por lo sucedido en el pleno en el que se comunicó la inhabilitación a tres directivos de la falla Carrera Malilla-Ingeniero Joaquín Benlloch, la intervención del delegado de sector y la repercusión que tuvo en un medio. Y por ese medio, pagamos todos por entero.
También se dijo que no era “normal” que un inhabilitado se enterara de su castigo al mismo tiempo que se confirmaba en el pleno. ¿Pero de qué estamos hablando? En la era de Facebook, de Twitter, del WhatsApp, de los medios digitales, se quiere extirpar a la prensa profesional del pleno para que nadie se entere de lo que se trata en el mismo. Menuda solución.
De siempre ha habido detractores hacia la prensa y estos son los que se suelen volcar con los esquiroles que quieren hacerse un hueco a base de desplegar la “caquita”, y siempre utilizando a los más conocidos para que la repercusión sea efectiva.
Esto me hace pensar en otros elementos, esos que aprovechando las redes sociales, difunden o pregonan sus ideologías fuera de contexto escondiendo su identidad. O aquellos otros que atacan en los medios no legales, alguno sí, para mendigar una subvención, y cuando la consiguen aplicar eso de “to er mundo e güeno”. Claro, hasta que se le retira.