manoloOkLlevamos un año hablando de la UNESCO, reflexionando sobre la posibilidad de ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y esperando como agua de mayo el mes de noviembre. Se han hecho insignias -unos feos chapones cuadrados- para dar visibilidad al asunto; hemos tenido Muixeranga ad nauseam con cualquier excusa por aquello de recordar que la fiesta en Algemesí ya disfruta del título que ansiamos los falleros; se han hecho carteles, hay una web específica y hasta un libro gráfico sobre el tema patrimonial. 
Al socaire de toda la campaña en favor de la candidatura, de la UNESCO y de su título, muchos han arrimado el ascua a su sardina y han torrado lo suyo y lo del vecino. Vamos, que han aprovechado para darse a ellos mismos visibilidad -si no se les veía antes suficiente- y también un poquito de chapa, pintura y esplendor. Sobre los beneficios crematísticos que más de uno -y dos y tres- obtendrán de los resultados colaterales de ser Patrimonio Inmaterial -para ellos material- de la Humanidad habrá tiempo para hablar, espero. Y digo espero porque la reunión anual del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial tendrá lugar del 28 de noviembre al 2 de diciembre en Addis Abeba (Etiopía). Ahí será cuando nos digan si la fiesta del fuego merece ser Patrimonio de la UNESCO. 
El caso es que aquí todo el mundo tiene puesta la mirada en la reunión y en el veredicto final. El no a la candidatura ni lo quiero contemplar. Seguro que llegará el éxito, y sonarán las trompetas, los clarines y el ‘We are the Champions’. Y más de dos y de tres se colgarán las ‘medallitas’ de rigor. Y hablaremos largo y tendido. Pero ésta será otra historia, porque a mí la que me corroe es una duda de fondo: ¿Y al día siguiente qué?
Toda la gestión de Pere Fuset al frente de la fiesta ha estado acentuada por la declaración de la UNESCO. Todo se ha hecho para ‘poner en valor’ -su concepto preferido después del consabido ‘fer pinya i comboi’- la fiesta de las Fallas de cara al Patrimonio Inmaterial. Todo ha llevado el ingrediente. Absolutamente todo. Cierto es que la consecución del título está en el ideario programático de Fuset desde el primer momento. Lo ha repetido como uno de sus mantras preferidos. Vale. ¿Y cuando lo tengamos qué? No me refiero a qué beneficios reportará, porque ese es otro tema del que ya hablaremos. Me refiero a la gestión.
¿Qué ‘comodín’ utilizará en la partida de cartas de la fiesta? ¿Qué nueva excusa se pondrá sobre el tapete? ¿Qué mantra aplicará desde ese momento? El otro mantra preferido, el de ‘por primera vez’ se le va agotando, porque entre las que en realidad no fueron primeras veces y las que sí han sido ya en pasado, quedan pocas. Hay un concepto que podría ser caballo de batalla, el Congreso Fallero, pero creo que de momento no va a salir al tablero. De momento.
Sin buscar el Patrimonio, porque lo seremos por fin, habrá que ver cuáles son las líneas que sigue la gestión actual de la fiesta en el gobierno de la ciudad. Y ver qué avances reales disfruta la fiesta fallera más allá de un humo de colores precioso, lleno de campaña de imagen, oropeles y mucho ‘comboi’.