Ya conocemos la identidad de los jurados encargados de seleccionar las 13 falleras que optan a FM de Valencia, así como aquellos que lo harán en la sección infantil para el mismo cometido.
Cuando el presidente de JCF nos presentaba a los diez componentes, la verdad es que ni nos extrañó ni nos dejó de extrañar, tan válidas son las personas presentadas como cualquier otra u otras que hubiera decidido. Por supuesto que siempre hay gente que trata de buscar alguna patita más al gato, pero lo bien cierto es que no se trata de personas que sepan más o menos de la fiesta, si no de que sean honestas y que obren con esa honestidad.
Los que hemos realizado ese cometido sabemos las dificultades que suponen decidirte por trece de ellas teniendo que eliminar al resto, también conocemos los posibles errores que se pueden cometer al dejar en la estacada a señoritas o niñas que son perfectamente válidas, pero si se obra con esa honestidad que aludía, el cargo de conciencia es menor. Siempre he sido partidario de un jurado más numeroso para evitar, si cabe, los acuerdos, de que exista un número exactamente igual de mujeres que de hombres y que se incorpore un voto de calidad con un miembro de la Junta para un momento dado en el que los empates fueran insalvables. No sé si es lo más apropiado, pero este es mi criterio después de haber ejercido como miembro de un jurado.
En todo caso, repito, lo más importante es la honestidad en el proceder de cada uno y del conjunto. Si el voto se hace oculto, el resultado debe prevalecer y nunca deben existir las negociaciones posteriores. Porque, eso existe, y eso lleva al traste con las votaciones iniciales donde cada unos da el voto a sus elegidas, que una vez computado con el resto se convierte en una lista que debiera ser inamovible.
En cuanto a peticiones de favores, existir, existen, pero, que sepa, en un porcentaje minúsculo que no merece la pena de contemplar. El peligro está en esas voces que surgen desde el exterior y que dicen saberlo todo, que tienen acceso a lo más alto y que prometen todo, cuando, en realidad, no son nadie ni tienen semejante acceso a nada. Son los eternos "tocapelotas" que se hacen los interesantes cuando en realidad son unos verdaderos impresentables. Estos son los culpables de las contiendas y a estos habría que empezar a poner en su sitio y tratar de erradicarles de la fiesta.
Sinceramente, tanto en este como en otros jurados anteriores, pienso que hay que confiar en ellos y, eso sí, si surgiera algún contratiempo o duda razonable, no dejar de denunciar ante los responsables del ente fallero cualquier cuestión que se considere discriminatoria o abusiva. Pero, con franqueza, yo estaría tranquilo con las personas designadas, lo que no significa que no estemos pendientes de lo que ocurra hasta el día en que se hace público el veredicto.

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