Cuba-Literato Azorín apuesta por seguir “redondeando” su palmarés, resolviendo el ancestral problema matemático.

Más allá de las diversas controversias surgidas, lo que es innegable es la imaginación desbordante de las empresas italianas en el campo de la iluminación, y el espectáculo que generan. Una apuesta que continúa firme en Ruzafa, y que tendrá en la falla Cuba-Literato Azorín-Pintor Gisbert, su mayor exponente gracias a firma Mariano Light.
En la noche de ayer se desvelaba un proyecto con el que la empresa ubicada en Maglie, quiere dar por resuelto el irresoluble problema geométrico de la cuadratura del círculo

La cuadratura del círculo: el día muestra, la noche demuestra.....y nada es lo que aparenta. Con estas palabras se inicia un proyecto que nace del deseo de jugar con las formas de las iluminaciones, y la idea de "solucionar" uno de los grandes problemas que se remontan a los orígenes de la geometría, la cuadratura del círculo.

Un pensamiento domina el diseño: el círculo representa el Cielo, desde el movimiento circular inalterable, y el cuadrado representa la Tierra, es decir, la estabilidad y la estática. Tratando de visualizar la transición desde el cuadrado al círculo, desde la Tierra hasta Cielo, llevando a concluir representando otro símbolo, el Corazón.
La solución que propone Mariano Light a la cuadratura del círculo es el corazón, es el amor. Y para ello elevará a 24,5 metros de altura un estructura formada por 920.000 LEDs, 80.000 lámparas RGB, 131 canales DMX y 50.000 canales ARTNET.
Cifras que asombran y que serán presentadas por una banda sonora todavía por descubrir, y que envolverán los dos proyectos falleros realizados por Carlos Carsí y Manolo Rubio.

Carsí y Rubio con ilusión y respeto a sus contrincantes
Ambos artistas, presentes en la noche de ayer, agradecerían la confianza depositada por la comisión, evidenciando el compromiso de querer mostrar lo mejor de sus talleres dentro de las limitaciones presupuestarias.
Carlos Carsí, cuyo recuerdo de su padre estaría presente en las palabras previas del presidente de la comisión, José Giménez, reconocía la dificultad de lograr un éxito como el del pasado ejercicio, donde recordamos se alzaría con el máximo galardón a pesar de la mayor dotación económica de sus competidores. Un hecho que sucede igualmente el presente ejercicio pero que no merma la ilusión del artesano quien espera con su “¡Oz... tía!” estar lo más alto posible en la clasificación final de la máxima categoría.
Por su parte Manolo Rubio reconocía el cambio de estilo planteado, y que a su vez le estaba proporcionando una ilusión añadida, con un tratamiento totalmente diferente a lo realizado hasta la fecha trabajando sobre una falla muy infantil pero que a buen seguro será también del gusto de los mayores. Por su parte Rubio militará en la primera categoría infantil.

El acto concluiría con una cena ofrecida por la comisión, y preparada por el servicio de catering de los Salones Forsañ.

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