Desde Ugíjar, Hortum Sacrum, llegó la ‘Masclethor’, una mascletà en alta definición.

Diluidos los aromas del averno del día de ayer, llegaba de nuevo desde la histórica capital de La Alpujarra, la tierra del oro donde Boabdil obtuvo en señorío la propiedad de las tahas alpujarreñas, el equipo de la pirotecnia Alpujareña Nuestra Sra. del Martirio, asentada en la plaza de la capital del Turia desde el año 2015

Con precisión quirúrgica, Alfonso Baños, cuarta generación de una empresa familiar que tiene sus orígenes en 1890, capitaneó una propuesta de diseño impecable. Innovadora pero sin perder las pautas de una mascletà clásica.

El Algarrobo daría el beneplácito, y las Falleras Mayores de Valencia, Consuelo y Carla la preceptiva orden con la que dar inicio la batalla.
De fuera adentro y del centro afuera, cerca de 240 kilos de materia explosiva se quemaron en la plaza como armónica disposición cuales tropas en contienda.
Comenzó el fuego en ambos costados, sincronizados de forma impecable. Se escuchaba como si la infantería dispusiese sus efectivos anunciando la gran batalla. Golpeaba el famoso martillo de Thor, de tres en tres impactos cual cañonazos, rodeando la plaza, mientras el cielo respondía al estruendo.
Una coreográfica danza de fuego que servía de preámbulo de un desarrollo que acabaría en un terremoto central, desplazándose el fuego aéreo a las cuatro esquinas para sacudir al cielo de forma magistral.

Una apuesta arriesgada, bautizada como “Masclethor, mascletà en alta definición” y que quizá pudo tener algo más de ritmo, si, pero es incuestionable el gran trabajo realizado por la pirotecnia granadina, y que fue respondido de forma contundente por un público que agradeció el disparo a toda una familia que orgullosa saludaría desde el balcón consistorial.
Como ya dijimos el pasado miércoles, en Valencia no puede importar de donde se venga, si se hace para sumar.