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Pioneros en este tipo de festejos, los falleros perpetúan así un acto clásico que se viene celebrando desde hace 23 años, y que viene recibiendo el apoyo del Ayuntamiento de Valencia a través de la Concejalía de Fiestas y Cultura Popular, cuyo concejal delegado, Félix Crespo, estuvo presente en el acto.

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La gran fiesta de la agrupación comenzaba el sábado por la tarde con la Cavalcada del Convit, que discurrió por las calles Literato Azorín, Carlos Cervera y Doctor Serrano, y que sirvió para invitar a amigos y vecinos a la representación; una invitación acompañada de la mistela y los dulces que fueron repartidos por el recorrido. En la comitiva tomaron parte las falleras mayores de las comisiones agrupadas, los personajes de la representación y el pregonero, quien se encargó de comunicar la buena nueva al numeroso público asistente.

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Pasadas las diez de la noche comenzaba el protocolario con la entrada en la plaza del Padre Perera, lugar de la representación, de las falleras mayores, tanto entrantes como salientes, de las 22 comisiones que componen el colectivo, las cuales fueron recibidas por el presidente de la agrupación, Amadeo Sánchez Ruano.

Llegada de las falleras mayores de las comisiones de Russafa.

El campanario de la iglesia de San Valero fue el testigo de la emocionante noche que se vivió en Russafa, justo al lado del lugar donde, históricamente, se sabe que el rey conquistador sitúo sus reales días antes de entrar en la ciudad.

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A continuación, las más de 150 personas que toman parte en esta representación, dirigidas por José Mulet, pusieron en marcha la historia del asedio y rendición de Valencia. Del ambiente de un mercado en la Valencia de 1200 y el enfrentamiento entre los reyes Abu Zayd y Zayyan se pasó a la narración del cronista Montaner quien contó a los asistentes detalles de la vida de Jaime I, de cómo se motivó la conquista de las Mallorcas y el siguiente paso, el camino hacia Valencia, así como su boda con Na Violant d´Hongria. Con la toma por sorpresa de la Russafa, el jardín de Valencia, la rendición pactada y la entrada triunfal en la ciudad el día 9 de octubre de 1238 finalizó una representación que fue presenciada por cerca de 600 personas.

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La entrada de la Reial Senyera, la interpretación del himno regional y un castillo de fuegos artificiales pusieron el broche de oro a la velada.