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Raul 01okEchando un vistazo por nuestras queridas redes sociales me sorprendí diciendo una frase que suele ser recurrente en mis conversaciones: “parece un guion de falla”. 

Lo sorprendente de esta socorrida expresión es que la utilicé para referirme al mundo de las Fallas en sí mismo. Esto me llevó a pensar en que hemos acabado siendo un ninot de nosotros, una caricatura, como si el actor acabara siendo el personaje (cosa que como ya hemos visto no suele finalizar muy bien). Las caricaturas, y más si de fallas hablamos, suelen resaltar los aspectos negativos o satíricos transformando una parte en el todo. Lo que quieren decir estas frases tan farragosas es que hemos aceptado como estandartes a nuestros propios estereotipos.

No hay imagen que lo ilustre mejor que la foto que fue origen de todo esto: se trataba de una bonita imagen en cuyo pie de foto se podía leer que la falla había sido galardonada con un segundo premio de sección, primero de Ingenio y Gracia y el Mejor Ninot de Sección. La composición de la foto constaba de un fondo en el que se podía adivinar la parte trasera de la falla premiada, ya que se situaba en primer plano quien se supone era la fallera mayor en el centro de la fotografía. En resumen: esto es como si en la foto de un equipo de fútbol que ha conseguido la Liga, la Champions y la Copa se pusiera en medio, en primer plano, el árbitro del partido. Yo sé que mi planteamiento de las Fallas no es el más popular, pero no debemos olvidarnos del origen. Te das cuenta de que esto sólo puede ser un guion de Berlanga cuando ves a toda esa gente que se definía como puristas, ortodoxos o friquis, cayendo en lo que más cómodo y atractivo resulta: formar parte del remate de esta falla, transformándose en ‘monumentalistas’ con toda la caricatura que este apodo conlleva.

No quiero ser el típico cenizo que dice “todo mal, todo mal”, pero creo que sólo si somos conscientes de nuestros dejes podremos abordarlos. No pararé de repetirlo: las fallas somos mucho más que moños, altavoces y vasos de tubo, pero siempre acabamos vendiendo eso y al final terminamos pillándonos los dedos con la puerta, entrando en un bucle en el que mostramos lo superfluo al gran público y terminamos valorándonos tan sólo por ello, al estilo ‘Efecto Pigmalión’.

Como propuesta loca, sería divertido que en la próxima Exposició del Ninot encontráramos ninots de falleros y falleras reales, es decir de nosotros mismos, para poder quemar aquello que representa el pasado, lo que queremos cambiar para poder pasar al siguiente ejercicio renovados.

Siempre acabo con el mismo leitmotiv: rajada, propuestas locas y discursos utópicos. No sé, quizás podría hacerme un ninot de mí mismo, al fin y al cabo… serán cosas de la edad.

Punxes okPor fin. Alguien con suficientes redaños ha decidido crear unas bases de concurso de teatro siguiendo sus propios criterios y los ha llevado adelante, sin exponerlos en exceso al veredicto de los afectados. Bien por ellos. Las bases están para acatarlas y asumirlas. Si no se está de acuerdo, sólo hay que dejar de participar e intentar cambiarlas desde la mayoría. Sólo hay un pero que poner. Si cada uno tira para su casa cuando puede, jamás tendremos una continuidad necesaria para alcanzar la excelencia. Tots pel sac, i el sac en terra.

El copia y pega para la revisión de las bases de concursos, como de cualquier otra actividad fallera, nunca ha sido un buen proceder. Así, de esta forma, sólo se consigue incidir en los errores. Aquello que diríamos “tropezar dos veces con la misma piedra”. Y si sólo fueran dos veces, aún, aún. ¿De verdad que alguien piensa que es justo poner un límite de concurso en una fecha “móvil” como es la de inscripción? Si al menos fuese siempre la misma, podría tener justificación. Pero tal como funciona actualmente es profundamente injusto. Açò és fer pams i quarts. O tots frares o tots canonges.

Volvemos a las andadas. El egoísmo de algunos sigue imponiéndose al “bien común”. Solo importa el yo, yo y después yo. No importa lo bueno, mejor y después excelente. Todo se fía a los problemas que se generan en nuestro entorno, en nuestra pequeña, diminuta y ridícula parcela, y cómo solucionarlo a costa de los demás… De esta forma sólo damos argumentos a aquellos que nos tachan de insolidarios, egoístas y prepotentes. Igual tienen razón. Qui tot ho vol, tot ho perd.

Mira que somos dados a la exageración. Nos tildan, a los falleros, de barrocos y yo creo que están bastante equivocados con nosotros. No somos barrocos, ni mucho menos… somos ‘platerescos’, ‘churriguerescos’, ‘desmesurados’, ‘histriónicos’. Sólo hemos de contemplar algunas reacciones ante el fallecimiento, injusto y desolador, de algunos de los que hacen esta fiesta y el trato minimalista, superficial y olvidadizo que damos a otros. No s’ha d’esprémer tant la taronja que amargue el suc.

Qué mala es la memoria y que corta la nobleza. Hay personas en esto de las fallas que consiguen ocupar ‘espacios’, ‘tribunas’, ‘pedestales’, para los que jamás han hecho nada para merecerlos. Algunos otros se dedican a ensalzarlos, premiarlos y reconocerlos mientras aquellos que cimentaron, empujaron, ayudaron y acompañaron sus inicios en esto de las fallas son borrados, literalmente, de su pasado e historia. Pobre gente. Quan begues aigua, recorda la font.

Algo tienen las fiestas del fuego que las hace diferentes,  o al menos así parece para aquellos que las vivimos 365 días al año. Ha pasado con las dos últimas ediciones de las Fallas, septiembre y marzo, y vuelve a pasar con las Hogueras después de dos ciclos ‘muertas’. Salen a la calle y ofrecen la ‘apariencia’ de que todo ha pasado, que nada ha sucedido, ni sucede… que todo está bien… que los talleres de constructores y artistas sobreviven perfectamente… que “la nave va”. Eso sí, cuando las llamas devoren esta ‘imagen virtual’ volveremos a la más dura realidad que, algunos, pocos, conocemos día a día de primera mano. Art de foc, art de badoc.

No todo tenía que ser nefasto. Algún profesional de esto de las fallas ha encontrado la tranquilidad y el reconocimiento a su trabajo (tanto económico como personal) abandonando la luz de los focos para situarse a la sombra y demostrar a las claras su valía y su capacidad. Hoy sonríe y es feliz, y no por ello ha dejado de ser grande. El que està content oblida el passat pel present.