Carro vacío

alejandro01Ya son muchos meses los que les llevo comentando en esta columna la desidia en la que se ha instalado el colectivo fallero y en el hartazgo a los que se les quiere llevar a ciertos debates más que superados por el colectivo, aunque desde los órganos de gestión se empeñen en reabrirlos con intereses poco falleros. Y es que lo poco gusta y lo mucho cansa. Hay quien no aprende o no quiere aprender, pero llamó mucho la atención la poca asistencia de presidentas y presidentes en la última asamblea del ejercicio fallero. Un síntoma nada positivo que a la larga tendrá sus consecuencias, más negativas que positivas, el tiempo lo dirá. Finalmente, la desidia se ha convertido en la protagonista, y eso no es bueno, nada bueno. Una desidia, con el único deseo de que pase pronto, de cerrar un capítulo que, menos productivo, ha sido de todo.

Y así hemos llegado al final del año 2018, que no es el final del ejercicio fallero. Una vez pasen estas fechas navideñas abordaremos un final del mismo con intensidad y ultimando los preparativos para que, de nuevo, el próximo mes de marzo hagamos fiesta y cumplamos un año más con nuestra pasión plantando falla en todos los rincones de la ciudad.

Comienza 2019. Comienza un nuevo año expectante, un nuevo año donde indudablemente la cita electoral de mayo marcará el calendario festivo. Para ello, los partidos políticos empiezan a mover ficha en la partida de ajedrez, a posicionar las mismas. Y eso es lo que están haciendo los partidos políticos que pretenden gobernar el Consistorio y con él, Junta Central Fallera. Son muchos los contactos que están realizando partidos como el PSPV o Ciudadanos en el mundo fallero para conocer la realidad, saber de inquietudes, formar equipos o interesarse de los problemas del colectivo, lanzando propuestas (unas más interesantes que otras) y preocupándose de forjar una estructura por lo que pueda pasar. Otros partidos, como el PP o Compromís, están callados como si el tema no fuera con ellos, cada uno con sus particulares circunstancias, pero dando una sensación de que el trabajo ya lo tienen hecho, o que directamente no quieren trabajar en nada con el deseo de que todo pase rápido.

Si hace poco conocimos las intenciones y objetivos del PSPV en sus jornadas de debates falleros, ahora le ha tocado el turno a Ciudadanos, con unas charlas donde pretenden empezar a dar forma a un proyecto, por lo que pudiera pasar. Para ello, han empezado a organizar unas jornadas (con ciertas similitudes) para tantear y seguir conociendo las inquietudes del colectivo y establecer su línea de acción.

Nos vienen meses movidos, divertidos y que seguro darán muchos titulares. Pero si me lo permiten, quiero quedarme con el deseo de que estos titulares sean lo más positivos para una fiesta en la que se ha sufrido mucho, demasiado. Ya sólo me queda desearles unas felices fiestas, un feliz año 2019, y que la fuerza nos acompañe. Nunca perdamos la ilusión y sigamos haciendo fiesta, sigamos haciendo falla.

cendraMas pronto que tarde las cañas se tornarán lanzas para aquellos que defienden a ultranza la “representatividad” de la asamblea de presidentes. Ciento veintitrés y bajando. Boques de calaix!

Los mismos que tumban la propuesta de JCF para el cambio en el sistema de bombos de jurados, poniéndose íntegros e igualitarios como nadie, serán los primeros en tirar espumarajos por la boca cuando los “experimentados” jurados de fallas los dejen a los pies de los caballos. Es lo que tiene jugar a ser rebeldes sin causa. Bocamolls!

Escudarse permanentemente en que las fallas no “impiden”, “prohíben”, o “cierran las puertas” a la participación de ninguna mujer, para justificar la oposición a las medidas de “discriminación positiva” no deja de ser una negación de la realidad. Ejemplo: Sólo tres mujeres, entre ciento veintitrés asistentes a la asamblea. Los números cantan. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Boques de rap!

Otra excusa ampliamente aceptada en el discurso fallero en los últimos tiempos: “Las fallas son fiel reflejo de la sociedad”. Entonces, ¿no podemos cambiar las fallas si no cambia la sociedad? ¿Hemos de conformarnos con ir a remolque de esta? ¿No podemos “intervenir” en nuestra “historia” para cambiarla? ¡Qué lástima! Algunos llevamos décadas luchando por cambiar las cosas, por mejorarlas, y ahora va y resulta ¿que no podemos? I una ful! Boques d’anfós!

Y por si faltaba poco, algunos añoran que las únicas palabras que se le escuchen a las Falleras Mayores de València sean, “Senyor pirotècnic pot començar la mascletà” y “Falleres i Fallers, visca València i visquen les Falles…” Toda una manifestación por la igualdad. Sólo les falta añadir: “Calladita estás más guapa. Bocafluixos!

Tratar de buscar soluciones al problema de los jurados, apuntando a las diferencias de género, y hacerlo por dos veces, tal vez no sea la mejor estrategia para cambiar ni una cosa ni otra. Mezclar objetivos parece que no funciona, a las pruebas nos remitimos. Ni se cambian los jurados, ni aumenta la participación de la mujer, resultado: nulo. Tropezar dos veces con la misma piedra no es malo, encariñarse con la piedra, sí. Y buscar alternativas, un trabajo de todos. Boca de forn!

Llenarse la boca con las excelencias del concurso de teatro infantil de fallas y nombrar carvernícolas para el jurado son prácticas esquizofrénicas que atentan al futuro del mismo. La responsabilidad de ello recae en quien elige orcos para juzgar elfos. Culpables. Boques rajades!

Y hablando de bocazas, este Punyeter el primero… Hoy en día hablar maravillas del Teatre Faller y decir cosas como, “el mejor concurso amateur” sólo son fantasías provocadas por el desconocimiento de la realidad. Desgraciadamente, visto lo visto, hay muy poco de lo que sentirse orgulloso, y mucho, muchísimo, que mejorar. ¡Bocazas, yo!